La foto de Gallardón
Esta semana la cosa ha sido de risa. Bueno, no; de vergüenza ajena.
Resulta que hace unos días saltó la tremenda noticia de que en la página web de Gallardón como candidato a la alcaldía había una foto que había copiado de un libro. No tardaron en aparecer sesudos análisis periodísticos indicando, por ejemplo, que si la Ley Sinde estuviera en vigor, ese sitio web podría cerrarlo inmediatamente la dichosa comisión.
Terra: Gallardón plagia la portada de un libro de Amazon. Un excelso periodista escribe, sin ningún pudor: "La foto robada del libro de Julian Friedland ha sido extraída de la página web Amazon, dedicada a la venta de libros en todo el mundo. El plagio ha sido tan descarado que los encargados de la web de Gallardón ni siquiera se molestaron en eliminar los fallos que presentaba la imagen..." En este pequeño párrafo hay tres mentiras y una conclusión tonta. Lo único cierto que dice es que Amazon se dedica a vender libros en todo el mundo, y es cierto sólo en parte (porque vende más cosas).
El Mundo: Gallardón utiliza una imagen robada para su nueva página web electoral. Ahora el titular ya no es ese, lo han cambiado, pero rezaba así; se puede comprobar aún en Menéame, o en la caché de Google.
A esos lumbreras que, a coro y como ovejas, repitieron a voces esa historia estúpida sin ninguna cortapisa para usar términos como "robado" o "plagio descarado", por supuesto sin efectuar ningún tipo de verificación, no les dio la cabeza para pensar que esa foto la copiaron los dos, el maquetador del libro y el diseñador del sitio web de Gallardón, de un tercer sitio: un sitio en el que se venden imágenes, precisamente para estos usos. Es decir, que no hay noticia; es como denunciar que José Bono no le pasa el trapo a los escaños del Congreso, y lo hace una empresa externa. ¿Y?
Lo que hizo la empresa, o quien fuera, fue lo normal y lo sensato: comprar la imagen, que les puede haber costado unos pocos euros, en vez de hacer una foto original, cosa que no creo que se haga muy a menudo si se puede evitar (y que seguramente cuesta mucho más: los honorarios del fotógrafo, la iluminación, el tiempo del alcalde, el vestuario, los modelos, la gestión).
Lo suyo, lo periodístico y lo creíble, hubiera sido publicar una rectificación; poner en la noticia "que no, que metimos la pata y la explicación era esta". Pero no.
El Mundo, en una actuación verdaderamente vergonzosa incluso para este periódico (que ya es decir), transformó la noticia en otra cosa, pero conservando el tono acusatorio y aprovechando párrafos enteros (hasta ahí llega la escasez, hasta reciclar lo irrecuperable).
El titular se convierte ahora en "Gallardón utiliza una imagen trucada con Photoshop para su página web electoral". Cosa que probablemente sea mentira, porque quien lo escribió no tiene ni la más remota idea de qué programa se utilizó, pero seguramente para él "edición digital de fotos" es sinónimo de "Photoshop". Periodismo de investigación, vamos.
Lo que antes venía a ser una acusación de plagio, de robo de imagen, ahora se maquilla poniéndole comillas a la palabra "plagio".
La alusión a la "Ley Sinde" ¡también la conservan! Resulta que escriben:
Así, si estuviese vigente la 'Ley Sinde', recién aprobada, el nuevo sitio web de Gallardón podría tener problemas. Con dicha normativa, el dueño de los derechos de la imagen podría interponer una reclamación a través de la Comisión de Propiedad Intelectual por vulneración de sus derechos de autor y por el daño que ello pueda suponer al autor.
Y uno flipa. Esto tenía sentido si copiaron del libro. Pero una vez que se sabe que compraron la imagen en un banco de imágenes, ¿por qué iban a tener problemas? Asómbrense de la salida:
La única forma de frenarlo sería aportar inmediatamente la factura de compra de la imagen.
¡Arrea! Es decir, que no tendrían por qué tener ningún problema. O dicho de otro modo, el mismo párrafo es aplicable a la página en la que está escrito
Como es costumbre en El Mundo, el sostenella y no enmendalla se apoya en tonterías y clavos ardiendo, como que en la imagen hay un personaje repetido o no son madrileños. Y espera, que como se sepa que el fotógrafo ese se desinfecta los pies con ácido bórico, ya tenemos culebrón hasta el verano.
Jerifaltes, no se molesten en debatir sobre el futuro del periodismo. Si el periodismo no busca la verdad, no pierdan el tiempo: no tienen producto.