El aceite de girasol
A menudo pienso que somos bastante pesimistas, en general. El ser humano busca mejorar, y por eso casi nunca se compara con quien está peor. Todo es un desastre, un caos... porque no conocemos otra cosa, claro.
Así que por un lado vamos a intentar ser optimistas.
El caso es que a España llegó aceite con algún tipo de contaminación, y en cuestión de horas las autoridades estaban trabajando en el asunto y los ciudadanos sabían de qué iba la cosa. Un país (Francia) detectó el problema e informó, y en España el gobierno informó al público. Casi antes de darnos cuenta, nos dijeron que ya estaba todo controlado. En ese sentido, bien. Reflejos los ha habido.
No sé casi nada sobre aceite, y en su día sabía la diferencia entre hidrocarburos alifáticos y aromáticos por si me preguntaban en el examen, pero no sobre sus efectos al tragárselos. Así que no puedo opinar gran cosa sobre la toxicidad de ese aceite. Nos dicen que no es nada; pues vale.
Por otro lado, tampoco me parece fácil gestionar una crisis de este tipo. Si se da la alarma, el gobierno será alarmista, torpe, y perjudicará gravemente y de manera irreparable a un montón de empresas y particulares, destrozando su imagen, con lo mal que está la coyuntura económica, y el campo, y blablabla. Si se es cauto, y se evita alarmar en exceso, se dirá que ha habido ocultación de información, que la salud de los ciudadanos no ha sido lo primero, sino los asquerosos indicadores económicos que preocupan al gabinete de imagen de ZP, etc. etc. Se haga lo que se haga, mal asunto. Está claro que no se va a contentar a todo el mundo. Vale también.
Pero hay algo en todo esto que me parece una chapuza muy notable, tanto por parte del gobierno como por parte de la clase periodística.
La cosa podría haber sido así: Se detecta aceite con un leve grado de contaminación. Se dice a la gente que no lo compre, pero si lo tiene que no lo tire aún, que se va a mirar si hay problema. No vamos a dar marcas aún porque sería un perjuicio económico irreparable, y lo que importa no son marcas, sino lotes. Se localiza dónde están todos los lotes, con lo cual se avisa a la gente de que ya está, que compren lo que quieran y consuman lo que tenían. Además, todos los mecanismos que es razonable tener en funcionamiento han funcionado, no hace falta preguntarse qué hay que cambiar. Eso habría sido estupendo. Nadie sale perjudicado.
Pero el caso es que...
¿Qué son los hidrocarburos alifáticos, y qué pasa si se ingieren? ¿Hay explicación para que el aceite de girasol los tenga? ¿Han funcionado los mecanismos de control como deben? ¿Se localizaron todos los lotes contaminados, sí o no? ¿Por qué nos dan una lista de 200 empresas no-sospechosas, y no se dice nada de otras sospechosas (acaso, si se callan nombres, no tendrían que callárselos todos)?
Toda esta información no la encuentro. Claro, puedo averiguar algo sobre los hidrocarburos alifáticos pero, cultura general aparte, no me dice mucho. Por otra parte, parece que efectivamente la cosa no es grave. UCE opina que hay que crear más mecanismos de trazabilidad de las materias primas, pero no sé qué opina el gobierno. Tan pronto como el domingo, en su comunicado, garantizan que el aceite que está a la venta es correcto, pero no se dice nada sobre el que la gente pueda tener en casa. Además, si garantiza que se puede comprar sin problemas, ¿por qué la lista de marcas verificadas incluye 200, y no todas las que venden en España?
Eso respecto a la actuación del gobierno. Pero respecto a la cobertura informativa, es -como de costumbre- bastante penosa. Para empezar, no sé hasta qué punto puede uno fiarse de gente que llama a los agentes contaminantes "halifáticos" (estaba por ejemplo aquí, aunque después lo corrigieron) o peor aún, "adifáticos", como aquí. Por cierto, "hadifáticos" sí habría sido un error carismático; mezclaría "hado" y "fatum", la versión española y latina de la misma palabra, que además trae una idea de fatalidad inevitable, muy apropiada para el caso. Pero estoy divagando.
¿Hacía falta mucho tiempo o dinero para localizar a un profesor universitario de tres al cuarto que pudiera decir qué son los hidrocarburos alifáticos o qué efecto tienen y en qué dosis? ¿O a un fabricante de aceite que pudiera dar alguna remota idea de si esa contaminación es más o menos normal? Y los periodistas de la rueda de prensa querían la lista de empresas "no-seguras" (si el ministro o cualquier otro la llega a publicar se habría armado la de San Quintín) pero en vez de eso no preguntaron, al parecer, por lo realmente importante: si por parte de las demás empresas podía quedar a la venta aceite contaminado o no, y qué pasaba con el aceite que la gente tuviera en su casa. Porque eso sí sería pedir cuentas al ministro.
Total: que no se puede negar que se ha actuado con rapidez, que se ha dicho algo (otra opción muy querida por los políticos es echar tierra sobre el asunto y no decir ni mu), y que se ha intentado perjudicar lo menos posible a las empresas. Pero se puede hacer mejor.
Y el caso es que seguimos sin estar informados del todo.
Eso sí, se me ocurre que los fumadores que no se preocupen ni pregunten, porque sería para correrlos a gorrazos... por incoherentes, digo.