Una conversación con Maritere
Esta conversación ocurrió hace casi medio siglo, pero de ella podemos sacar interesantes enseñanzas que están de plena actualidad.
P. A ver, Maritere, cariño. Que mira, que tu mamá y yo ya nos hemos enterado de lo de la bomba de relojería que nos pusiste debajo de la cama. Ya se la han llevado los artificieros. Si la asistenta no nos lo llega a decir, ¿tú pensabas decírnoslo, o por lo menos desactivarla?
R. [Maldita chacha hijadeputa.] Pues sí, papa, oyes, de verdad te lo juro que os lo iba a decir, ¿cómo no? Lo que pasa es que se me olvidó, con tantas actividades extraescolares y eso, pero vamos, que me acordaba fijo de apagarla y eso.
P. Pero vidina, es que la bomba llevaba ahí un mes. ¿Te parece normal que se te olvide una bomba activada debajo de la cama de papi y mami y tenga que encontrarla la asistenta?
R. Noooooo, papi, de verdad te lo juro, que no se me olvidó del todo del todo, sólo un poquitín. Total, era una bomba de nada, y mientras no explote no hace pupa, ¿no?, y ya te digo, os lo iba a decir, de verdad te lo juro. Que me iba a acordar, seguro seguro.
P. Pero a ver, Maritere, primero aquella confusión del cianuro, luego lo de los cables pelados en la bañera, y ahora se te olvida lo de la bomba. ¿Cómo quieres que papi y mami se fíen de ti y te dejen entrar en su habitación?
R. Va, papá, me duele que me digas eso, sería un paso atrás que dejaras de fiarte de mí, ¿no te da vergüenza poner en duda la confianza entre papi e hija? Al fin y al cabo, en cuanto se ha sabido lo de la bomba, los artificieros se la han llevado, ¿no?, y yo en cuanto la chacha [chivata de mierda] empezó a gritar y a decir que haía una bomba me acordé, ¿no?, así que he cumplido con mi obligación. Y al fin y al cabo no había llegado la hora H, y una bomba que no explota no hace tanta pupa, ¿no?
P. Hombre, visto así... pero... ¿no es un poco coincidencia todo esto del cianuro y los cables pelados? ¿No nos estarás ocultando algo, hija?
R. Ayyyy, eso sí que me duele, que me pongas por mentirosa. Yo no miento nunca, papá. Sólo tengo mala memoria, ya sabes. Pero en cuanto la chacha encuentra mis cosas [se va a cagar esa cerda], no tengo reparos en decirlo y admitir mis lapsus.
P. Bueno, Maritere, bueno... Pero comprenderás que siendo como eres tan olvidadiza nos da un poco de reparo dejarte jugar con el Quimicefa, con el Pequeño Electricista y con el fusil de asalto de papi...
R. No, papi, mira, nadie es perfecto, y los niños cometemos errores. A cualquiera se le puede olvidar una cosa, ¿no? Pero al fin y al cabo nunca ha pasado nada.
P. Dice la asistenta que ella por aquí no pasa, que hay que tomar medidas, que esto es pero que muy grave.
R. Hombre, yo creo que exagera un poquitín, ya digo que nadie ha salido herido [todavía, porque esa urraca cantarina espera que la pille descuidada y se va a enterar], y los niños aprendemos a base de cometer errores, ¿no?, y eso es lo importante, que yo vaya aprendiendo y me vaya haciendo responsable. Prueba y error, prueba y error, prueba y error. Y error y error y error. [Y de vuestros trozos no van a quedar ni las pruebas.]
P. Pero mira, Maritere, al buscar debajo de los muebles hemos encontrado algún otro juguete tuyo, por ejemplo el cepo para osos debajo del cojín favorito de mami. ¿No nos estás ocultando algo?
R. No, papi, te lo juro de verdad que no, que no es que me calle lo de las tramp... los juguetes, es sólo que no hemos acabado de mirar bien. Pero con cada cosa que encontramos me voy acordando.
P. Entonces, ¿tenemos que pensar mami y yo que puede haber más juguetes tuyos por ahí?
R. Sé positivo, papi. Cuando encuentres uno [el misil Stinger que tengo esperándote en el váter, por ejemplo] piensa que hale, que ya has encontrado otro y que con ese ya no hay peligro. Ojalá encuentres un juguete cada día, ¿no? [antes o después te encontrará el juguete a ti, pedazo de mierda.]
P. Ya le prometí a la asistenta que ibas a dejar esos juegos. ¿Debería cambiar de opinión?
Espero que sí, papi, de verdad te lo juro, porque tal como están las cosas ahora estoy aprendiendo un montón, un montón, y sería una penita que ya no me dejárais jugar más.
Medio siglo después, Maritere, gracias a la esmerada educación de sus padres, llegó a algo en la vida. Véase en la foto qué aspecto tan adulto y responsable; sería el orgullo de sus papás, que lamentablemente ya no están entre nosotros y no pudieron ver cómo se licenciaba en Física y se ponía al frente del Foro de la Industria Nuclear Española, esa organización que sólo piensa en nosotros y en el amor paternofilial que nos tenemos. Ya sabéis, hay que tener paciencia y dar tiempo al tiempo, y ser comprensivos y muy positivos. Que no hay mejor cosa para prevenir el cáncer que el buen humor. Y permanecer lejos de las fuentes de Estroncio-90, pero eso ya es menos relevante.
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