Bestiario del humo: estrutioniformes
Retomamos aquí nuestro estudio de la fauna de los humedales (humedales por humo, no por humedad) revisando el orden de los estrutioniformes.
Se dice que los estrutioniformes (de los cuales el avestruz es el representante más conocido) esconden la cabeza en el suelo ante situaciones que los contrarían. Aunque la literatura científica pretende desmentir esta hipótesis, es un comportamiento documentado sobradamente por la experiencia. Esconder la cabeza para no ver lo que no se quiere ver es un comportamiento casi consustancial a todo fumador empedernido, que se manifiesta además de múltiples maneras y en múltiples aspectos de esa actividad. Examinarlos todos sería prolijo, así que hoy nos limitaremos a describir uno de ellos, partiendo de un hecho empírico.
Nueve de la mañana. Al lado del observador pasa una pequeña furgoneta, repleta de pan, que puede verse a través de las ventanillas. Sacos de pan, apetitoso, con los curruscos asomando. Incluso en el asiento del copiloto va un saco de pan.
Y el conductor enciende un cigarrillo.
Por suerte o por desgracia, que uno nunca sabe qué es mejor en estos casos, más adelante la furgoneta se para en un semáforo. Y el observador, que no aprenderá jamás, no puede evitar intervenir en la escena.
- Oye, perdona, pero eso que estás haciendo es una cerdada.
- ¿El qué?
[Este ya es un comportamiento indudablemente estrutioniforme.]
- Fumar delante de todo ese pan que llevas ahí.
- No, hombre, pero estoy fumando por la ventanilla.
[A la segunda frase, se aprecia el segundo rasgo estrutioniforme inequívoco. Dos de dos.]
- Ya, ya. Por la ventanilla, claro. Tá muy guapo.
Este individuo presenta, de manera evidente, un comportamiento estrutioniforme. Por una parte, esconde la cabeza ante el hecho de que está fumando dentro de un coche (lugar cerrado donde los haya) cargado de alimentos que otros van a consumir, que van descubiertos y que lleva incluso a su lado. Por otro lado, afirma ser capaz de fumar por la ventanilla. Es cierto que en ese momento llevaba la mano del cigarro fuera del coche, pero si afirma fumar por la ventanilla, forzosamente tendría que realizar otras partes del proceso a través de la misma.
Indudablemente, es capaz de sacar la cabeza fuera del coche para inspirar y exhalar el humo, por supuesto sin dejar de conducir y sin quitarse el cinturón de seguridad. Pocas avestruces presentan un cuello tan largo y flexible, desde luego.
Decimos "indudablemente" porque, de no ser cierto, habría que concluir que el conductor sería, efectivamente, un cerdo. Y la relación entre el tabaco y los súidos es algo que nos da pudor abordar aquí, donde sólo queremos describir la naturaleza sin ofender a nadie. Que además hay mucha gente que se ofende ante cosas evidentes (insistimos: es un rasgo estrutioniforme negar la evidencia y esconder la cabeza buscando salidas inverosímiles).
En cualquier caso, es de agradecer que este individuo concreto reaccionara escondiendo la cabeza. Los estrutioniformes acostumbran, de hecho, a mostrar un comportamiento territorial y muy agresivo, sobre todo en épocas de celo, así que no habría sido raro que el observador que narra la experiencia acabase, encima, vilipendiado o atacado por la estúpida ave corredora.