Ayer tocamos en el Swing / Tiempo
Bueno, pues sobrevivimos. Me prestó mucho ver a los demás, y tocar también.
Uno puede pensar que para tocar bien hay que estudiar mucho, y es verdad. Armonía, escalas, cosas.
Uno puede pensar que para tocar jazz hay que tener un repertorio de recursos muy grande, un arsenal, un lenguaje, y saber usarlo. Resoluciones, escalas, arpegios, frases, alteraciones, tensiones.
Sin embargo, uno puede pensar que, por todo lo anterior, el fallo más frecuente, y encima el que más estropea una interpretación, el que más se nota, es una nota falsa, dar "la nota que no es", desafinar. Y ¿es ese el fallo más frecuente y más notable?
Pues no. Mi profesor me lo dijo desde el principio, y me sorprendió, pero es la pura verdad. LO MÁS IMPORTANTE ES EL TIEMPO.
Gente que controla escalas, gestos y digitaciones muy complicadas, gente rápida con las manos, hábil, gente con conocimientos de armonía, que sabe calcularte intervalos con facilidad pasmosa... ¿en qué puede fallar gente tan experimentada?
Pues sencillo: en tocar demasiado rápido, o simplemente en tocar a su bola, sin coincidir con los "golpes" del tiempo.
Coge un reloj con segundero. Da palmadas de manera que cada una coincida exactamente con cada movimiento de la aguja. Si te animas, prueba a dar dos por cada segundo, o tres. ¿Hace falta mucho conocimiento de música para eso? No. Pues eso, eso tan sencillo, es lo más difícil, y en lo que más fallamos, y lo que arruina (es un decir) nuestras interpretaciones. Si tocas sólo una nota, siempre la misma, pero la tocas con patrones rítmicos diferentes, y eso sí, siempre respetando estrictamente el tempo, harás música. Parece increíble, pero por lo que veo debería ser nuestra principal preocupación para mejorar: el tempo. Tic, tac, tic, tac. No te adelantes, no te aceleres, no te retrases, no hagas el "chim" cuando tu compañero hace el "pom". También tenemos miedo a no ser lo bastante rápidos, pero es una falacia: casi siempre pecamos por ir demasiado deprisa. Ayer, en el "Blues for Alice", fuimos a una velocidad criminal, "apretando el culo" y con la lengua fuera. Sin ninguna necesidad, porque el tema no era tan rápido. Hay que concentrarse bien; si al principio marcas demasiado rápido, ya puedes darte por fastidiado, porque luego no puedes ralentizar nada.
Luego, en directo, es curioso cuántas cosas pueden fallar, pero nunca son esas a las que tenemos tanto miedo. Fallos de ayer:
- Un tío que no viene y deja colgado al compañero. Fue una experiencia interesante tocar un tema que no había oído en mi vida, con una persona a la que tampoco conocía de antes, sin partitura, sin absolutamente ningún ensayo previo: subir al escenario y tocar allí la primera toma, sin más. "Es un blues en Bb, hala, a la piscina."
- Un error al afinar. Vamos a la calle a dar una mirada rápida al tema ese que de improviso tenemos que tocar, en un momento mientras tocan los otros. "Oye, pero estás medio tono abajo, ¿qué pasa?" "¡Mierda, afiné mal, puse el afinador en bemol! Espera, que lo arreglo." Cuerda p'arriba, cuerda p'abajo... y en esto llega el profe: "Os toca, vamos, a tocar." Adiós, ensayo.
- Un ordenador portátil que se estropea y no reproduce los ficheros de sonido. Mira que se lo dije al profe: "¿Vamos a tocar con bases rítmicas y las vas a llevar en ordenador? Mmmmm... mira, yo soy de ese gremio, pero no me fiaría; yo las llevaría antes en un reproductor de MP3, cassette o cualquier cosa antes que en un ordenador." Así fue. ¿Que cómo se arregló? Pues... apagando y encendiendo, claro.
- Una guitarra desquintada. No se puede tocar una de Satriani, con la mayoría de notas agudísimas, en una guitarra desquintada. El guitarrista tenía oído de sobra, y cuando tocaba una nota con bending la afinaba perfectamente; pero cuando tocaba la nota pura de la guitarra en la zona aguda el desafine era total, y no era culpa suya. No tiene solución. No hace falta una guitarra de mucha pasta, pero tiene que estar bien afinada y quintada.
- Un volumen mal puesto. Creo que era un pedal de distorsión con el volumen al mínimo, y un solo salvaje de Metallica ejecutado por un guitarrista fino, fino... no se oyó. Y eso que el profe dijo al principio: "Comprobad volúmenes". Tampoco hace falta estudiar música para girar un botón de volumen, todos sabemos; pues bien, es increíble cuántos músicos lo hacen mal, generalmente porque no se preocupan de ello. O demasiado fuerte, o demasiado suave.
- Ser el único que necesite atril. Es comprensible que lo necesites, claro, pero si eres el único, en vez de subir y tocar habrá que parar, buscarlo, abrirlo y ponerlo. "Date cuenta de que ya tocaron todos y nadie pidió atril, sólo tú." "Pero profe, tú siempre tocas con atril." "Sí, pero yo tengo una semana para preparar quince temas, y tu tienes tres meses para preparar tres temas." Touché. Hay que aprenderse los temas de memoria, y me he marcado ese reto también.
Es lo que mola de este tipo de conciertos. Se ve la parte artesanal de todo esto, y se aprende un montón. ¿Cuántos problemas se debieron a fallos armónicos? Los hubo, y muchos, pero ni se notan. Tic, tac; he ahí la cuestión.