Decíamos ayer que uno de los motivos para escribir es liberarse de la angustia. Y yo tengo una angustia con Eduard Punset. Y no sé si me caerán los mismos palos que cuando me desahogué sobre los sentimientos encontrados que me despierta mi admirado (sí, admirado, pero no siempre) Eric Clapton. Pero lo tengo que decir.
El programa de Punset, Redes, no está mal. En particular, cuando salió, era casi una isla en un océano de mierda televisiva. Por comparación, un programa que se hacía algunas preguntas, y sacaba a algún científico hablando, ya merecía la pena por definición; no hacía falta verlo ni indagar más para saber eso.
Por otro lado, Punset no es un pésimo divulgador. Por lo menos es un tipo reflexivo, tranquilo. No vocifera. Así que los he visto peores.
Ahora bien: Punset ha hecho bandera de la ciencia y el conocimiento. Y perdónenme, pero cuando habla Punset veo poquita ciencia y conocimiento.
Punset se monta un rollo de cuasi-genio científico, de hombre renacentista que, por inteligencia y por edad, sabe un huevo de todo. Cuando entrevista a alguien, vemos a un cerebrito entrevistando a otro cerebrito.
Y Punset no me parece ningún genio científico. Es más; no me parece un científico. De hecho, dije que no era un pésimo divulgador científico, pero no me parece un excelente divulgador científico.
A Punset le gusta mucho hablar de cosas, digamos, flexibles. Por lo que he podido ver, creo que difícilmente se pondrá a pontificar sobre el problema de los tres cuerpos, o sobre las implicaciones de los descubrimientos de Gödel y Turing. Ahí las cosas son más bien blancas o negras, no puedes conversar amigablemente sobre los quizases, ni elucubrar sobre la cultura. O jí, o já.
A Punset le gusta hablar del cerebro. O del futuro. O de sociedades. O del amor, o de la felicidad. De cosas difusas, poco conocidas, humanísticas, en las que con un poco de cuidado puede uno decir cosas que hasta parecen inteligentes y llenas de sapiencia, sin necesidad de saber gran cosa del tema ni haberse mojado casi nada. Peridis, para hablar del románico, tiene que ir hasta una iglesia, dibujarla, estudiar la historia, sintentizar un tema (él y/o sus guionistas o asesores, no digo que no) y exponerlo. Tiene que enseñarnos verdades. Punset, no. Punset queda con un antropólogo de Caltech (es un suponer, porque no sé si hay antropólogos en Caltech, pero suena bien), charla con él, le tira de la lengua metiendo alguna morcillita suya, el antropólogo amablemente recoge sus morcillas y las complementa, y voilà. Ya tenemos elementos de reflexión.
¿Qué es Peridis? Un dibujante de chistes. ¿Qué es Punset? Uno de los grandes pensadores de nuestro tiempo.
No, home, no.
Lo que hace Punset es un programa de televisión bastante digno, ligerito y a veces entretenido. Lo que escribe no lo he leído, aunque la temática me parece de lo más sospechoso (lo mismo que su hija psicóloga). Punset tiene pinta de viejo sabio y amable, enrollado, que conecta con todo el mundo. Todo eso está bien. Me gusta Redes, y espero sinceramente que siga en antena por mucho tiempo, y puestos a escoger, me gustaría que muchos jóvenes se sintieran atraídos por el pensamiento, o por la mesura, gracias a Punset.
Pero tampoco nos pasemos. Sé que ha recibido un montón de premios como divulgador de la ciencia y la tecnología. Supongo que no tiene mucha competencia. O que en lo de "divulgador de la ciencia y la tecnología" tiene tantos puntos en lo de "divulgación" que no importa que lo de "ciencia y tecnología" esté bastante más flojo.
También puede ser, por supuesto, que yo haya tenido mala suerte en los Redes que he visto, y haya otros que me contradicen y no he visto. Pero hoy por hoy es lo que pienso.
Hala, ya lo he dicho.