Libranda
Muncha xente diz que los llibros dixitales nun van sustituir a los llibros en papel. Que lo del MP3, val, pero que los llibros son diferentes, que son insustituibles. Que el oxetu físicu ye perimportante.
Y yo nun lo tengo tan claro. Tristemente, va tiempu (dende que merqué un llibru dixital y lu probé) que toi convencíu de que los llibros dixitales sí van sustituir, en una gran medía, a los de papel. (Digo tristemente porque me paez que los llibros de papel tienen cualidáes importantes, pero bueno, esi ye otru tema.)
El casu ye que lo de la música dixital y la desaparición del discu igual foi una sorpresa pa munchos. Lo del cine, tamién (tamién hebo quien pensó que les sales nun se podíen sustituir, que les películes nun podíen almacenase en discos duros; y agora hai quien diz que el 3D ye lo que nunca nun va poder salir del cine... Ilusos).
Pero lo que nun pue ser una sorpresa ye lo de los llibros. Ya hai demasiáos precedentes. Tamos toos avisaos. ¿A la tercera va la vencida?
Entós, les editoriales españoles, por fin, decídense y monten Libranda, una plataforma pa vender llibros dixitales. Voi facer una prueba, una facilina. Voi mercar La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón.
Voi y búscolu. Aparez. Pincho nel iconu de la tienda, pa compralu. Y atópome... una llista de tiendes. Venga, na primera, Leqtor. Y entós... llévame a la páxina principal de la tienda.
Eso quier decir que pa mercar un llibru he buscalu DOS veces, en páxines distintes. En fin. Búscolu. Y aparez. Y cuesta 8,99 €. Pa compralu hai que rexistrase (nun ta mal, si ye pa lo que dicen, pa que pueas descargate los tos llibros siempre que quieras), pero dando los datos d'ún (eso gústame menos; NUNCA tuve que facer eso nuna llibrería de verdá).
Esi llibru pue comprase na FNAC y en El Corte Inglés, en papel, por 10,95 €. O sea, que quitando papel, imprenta, tresporte, dependientes, y too lo demás, rebáxente menos de 2€. Menos d'un 18%. N'Amazon pues atopalu, en papel, por menos de 7 €, traducíu al inglés.
Esti ye un momentu críticu pa la industria editorial. Si anden llistos, se mueven rápido, y monten una plataforma na que sea perfácil y perbarato comprar, que casi se faiga solo, que ún tenga la sensación de que-y tan ufiertando dalgo que merez la pena, igual podíen conseguir que la xente se avezara a comprar llibros dixitales dende'l entamu, y que esi vezu quedara. Igual podíen escapar de lo que-y pasó -y-va pasar- a la música.
Pero prefieren dase el mismu sapiazu.
Pémeque ficieron esto de mala gana, porque nun-yos quedó otru remediu, y pa poder decir dempués que ficieron lo que pudieron, pero que la xente ye ladrona por naturaleza. Nun creo que fora una apuesta de verdá pol futuru de les tiendes de llibros. Y si lo ye, ta permal fecho.
Y eso que busqué un llibru perconocíu (la xente diz que ufierten mui pocos), y eso que namás foi a comprar, non me punxe a lleer (dicen que los llibros lleven DRM y que pa lleelos too son trabes, que nun funciona).
El restu será hestoria.
5 comentarios:
Lo apuntas en el último párrafo, pero ojito con Libranda, porque puede ser que los libros que compres luego no los puedas leer por el DRM. Así, tal cual. Depende del lector, al parecer.
Sobre la desaparición del libro físico, yo me resisto. Sí que es verdad que algunos libros lucirán tan bien y te harán el mismo servicio en digital, pero a pesar de estar en la generación Y -que describe Labra en su blog-, yo no consigo desplazar la sensación de que con el libro físico poseo más que con un archivo digital. Creo que si se impone finalmente el ebook se van a perder un montón de cosas, y los futuros lectores ni siquiera lo sabrán porque no lo habrán vivido.
De mano, la capacidad de recordar. Vale, la mayoría de libros son perfectamente olvidables, pero yo puedo mirar mi estantería ahora mismo y veo libros que me traen recuerdos, historias, anécdotas. Miro mi carpeta de ebooks y no siento nada de eso, veo nombres de fichero, fríos y distantes. Por el camino que vamos, además, ni siquiera podré estar haciendo limpieza y encontrar un libro que dejarle a un amigo, porque gracias a la industria cultural -curiosa contradicción de palabras-, prestar un libro es poco menos que pecado mortal.
¿Y cómo va a ser lo de regalar un libro? ¿Cómo se desenvuelve el papel de regalo de un archivo digital? :-P
No lo sé, quizá yo es que tenga un perfil de coleccionista. En el caso de la música a mí me han convencido, porque tampoco soy muy melómano y no distingo la diferencia entre un LP y un MP3 a 96k, pero desde luego en libros y videojuegos me estoy resistiendo lo que puedo a la distribución digital. Si consigo que no me toque la digitalización masiva de los contenidos me conformo, el que venga detrás, que arree ;-)
Estoy muy de acuerdo con lo de los libros "físicos". Hay un factor más, bastante importante: es que no nos olvidemos de que los libros físicos FUNCIONAN. Funcionan muy bien. Son un gran invento.
Pero sobre todo, efectivamente, un libro tiene unas características muy especiales.
Personalmente aprecio las dos cosas: en realidad me gusta leer muchos libros que no poseo, y por eso me temo que el eLibro :-) va a tener mucho, mucho que decir en el mundo de la lectura. Para eso funciona muy bien.
Creo que lo más enriquecedor sería que la gente conociera y usara los dos medios. Que siga habiendo siempre bibliotecas públicas físicas. Lo que me asusta, precisamente, no es que haya gente que use las dos cosas, o que el eLibro sustituya a muchos libros físicos; lo que me asusta es lo que apuntas, que venga gente que no sepa lo que es usar libros de verdad y lo que es ir a una biblioteca a mirar estanterías. Eso sería terrible.
Yo no creo que vayan a sustituirlos, pero sí que van a proliferar, y lo veo bien. Porque si algo tienen de bueno los libros digitales es que puedes llevarte un montón de ellos encima cuando te vas de vacaciones sin que la maleta te pese un huevo; que puede leerlos por ti una maquinita si no tienes bastante luz o estás relajado en la playa y te molesta el sol; que lo pueden leer los visualmente impedidos (a mí me produjo un gran alivio su existencia hace bien poco, y eso que no llegué a usarlos); que los puedes leer en la cama más fácilmente, sin hacerte polvo los codos o la espalda; que puedes tener otra maquinita leyéndolos en el idioma original y aprender pronunciación; que preservan mejor la naturaleza y el medio ambiente... Hay muchas razones por las que me alegro de que el libro digital exista.
Y eso que yo adoro el libro físico, me encanta, y leo bastantes. Y me gusta revisar las estanterías de mis libros y abrir alguno para repasarlo. Pero me da pena que vayan cogiendo polvo, se vayan amarilleando las hojas y críen polilla. Soy bastante práctica y a mí los recuerdos me los trae el texto, no el material que lo soporta.
No creo que el libro físico vaya a desaparecer, aunque llegará un momento en el que sólo los autores más nostálgicos y con más dinero pedirán su edición en papel. Habrá menos, pero habrá. Siempre habrá nostálgicos. :-)
Yo recordaría con nostalgia, sin duda, el pasar páginas, como quien echa de menos moler el café a mano cuando ahora lo hace pulsando un botoncito. Pero no creo que el lector del futuro vaya a echar de menos pasar páginas, y tampoco creo que fuese una gran pérdida para él. Podemos pensar que sí porque el hombre tiende a aferrarse a sus costumbres y tradiciones y piensa que perderlas es terrible para la humanidad, cuando la historia de esta se ha forjado a base de dejar atrás costumbres y tradiciones (y menos mal).
También estoy de acuerdo contigo, Marta. De hecho, hace ya bastantes años (sin que tuviera nada que ver el eLibro) decidí no comprar (en la medida de lo posible) más libros, para no tenerlos en casa :-) Mi norma sería: leer muchos libros, y vivir en una casa sin (apenas) ninguno. Mi biblioteca es la biblioteca de todos, con miles de volúmenes, y bibliotecarios cuidando y ordenando mis libros. Si un libro es muy importante y quiero comprarlo, puedo proponerlo, y no es seguro que me hagan caso, pero es probable; y en vez de mejorar y completar mi biblioteca, lo habré hecho con la de todos, porque ese libro lo leerá más gente después. En fin, que tampoco quiero dar de comer a la polilla :-)
Respecto a dejar atrás las cosas, también de acuerdo (¡si yo soy de los de la tecnología!) Pero sí creo que las bibliotecas y los libros en papel tienen cosas que, sinceramente, no creo que se sustituyan.
Por ejemplo, el gusto por la tipografía bien hecha, o incluso la razón de ser de muchos criterios tipográficos que se usan en informática sin que sepamos por qué. O la idea de compartir libros. O la de clasificar los libros, la de conocer (¡básicamente!) el funcionamiento de una biblioteca. O sentarse en una mesa concentrado en consultar libros. O transmitir ideas a través del propio soporte (cosa que se puede hacer), de la maquetación, del formato, de las medidas, los materiales, las texturas...
Por supuesto que todo lo anterior puede tener su sucedáneo electrónico. Pero la experiencia me dice que una cosa es que sea posible y otra que se vaya a hacer. Nada impedía a los CD incluir carpetas desplegables tan trabajadas como las que tenían algunos discos de vinilo, y en algún caso se hizo, pero lo cierto es que por lo general no fue así. Las carpetas de los discos de vinilo sólo las tienen... los discos de vinilo. El disco entendido como obra musical completa también es algo que se difumina bastante; no tiene por qué ser así, pero en el mundo de las canciones sueltas, esto se pierde. Claro que podemos vivir sin ello... pero el Sgt. Pepper, o Tubular Bells, o el Kind of Blue, son discos, no montoncitos de canciones.
Cuento con que el libro físico se reduzca, pero espero que no desaparezca, como le ocurrió por ejemplo al cine mudo.
Guti, por una vez y sin que sirva de precedente voy a darte la razón.
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