Texto en español Malditos funcionarios

En mi trabajo normalmente no tengo que tratar con empresas. Pero como hay gente de vacaciones, he hecho un par de gestiones.

Una era, pongamos por caso, que fallaba la calefacción de una sala concreta. No se podía apagar. Entonces llamé a la empresa para que un técnico lo revisara. Debo decir que es una empresa excelente, que al menos a nosotros nos atiende de forma muy correcta, y que responde bien. Casualmente el día anterior (¡lástima!) habían estado por aquí técnicos suyos haciendo revisiones rutinarias. Dije a nuestro contacto (que es un tipo profesional y eficiente) lo que pasaba, que era en la sala C de la planta H. El contacto me preguntó si quería que el técnico preguntara por mí, y dije que bueno, que más que nada por acompañarlo pero que tampoco era imprescindible, que yo poco podría hacer.

Hoy me pasan una nota en la que me informan de que el técnico vino (cuando yo no estaba), miró mi despacho y dijo que estaba todo correcto. Mi despacho, evidentemente, no es el que tenía el problema. Es verdad que no dejé aviso a la entrada sobre dónde debía ir el técnico, pero estoy totalmente seguro de habérselo dicho a nuestro contacto. No se les ocurrió llamarme al móvil para confirmarlo, tampoco.

Otra gestión fue que un ordenador no se encendía. Los ordenadores son de una marca excelente, todo un gigante de la informática. Y debo decir que la atención del servicio técnico (al menos para nosotros, y con los ordenadores en garantía) es muy buena (aunque el teléfono no es gratuito, en realidad). Eso sí; hacen lo posible y lo imposible para evitar desplazar a un técnico, e intentan solucionar todo contigo por teléfono, supongo que por ahorrar costes. Un chico muy amable me fue pidiendo que hiciera diversas pruebas con el equipo, sin resultado. Entonces me pidió una prueba más larga, porque tenía que esperar media hora, con lo que acabamos la conversación para continuarla al día siguiente. A todo esto, me llegaban muchos correos pulcros y exactos informándome de la apertura del incidente, su evolución, etc.

El resultado de esa prueba larga fue el mismo, con lo que decidieron enviarme una fuente de alimentación para que yo la cambiase (si te dejas, ellos van aprovechando tu mano de obra; no me parece mal en el sentido de que ellos ganan porque se ahorran mover técnicos, pero tú ganas porque puede ser más rápido). El resultado: el mismo. Cuando me propusieron enviarme una placa base para cambiarla, ya dije que prefería que enviaran al técnico.

Hoy vino el técnico, y se encontró con los mismos problemas que yo; aquello no encendía ni con la placa nueva, ni con la vieja, ni con la fuente nueva, ni con la vieja. Entonces cogió una fuente del equipo de al lado (que era idéntico), y aquello se encendió. Conclusión: la superempresa me mandó una fuente tan defectuosa como la que yo tenía ya aquí. Así que tienen que enviar una tercera, y el técnico volverá el lunes.

Dos empresas supuestamente eficientes, organizadas y que luchan por exprimir cada céntimo, van a tener que enviar a un técnico más de una vez. La primera, va a dar dos viajes por el precio de uno. La segunda, va a dar dos viajes por el precio de uno, pero podría haberse ahorrado los dos.

¿Cuál sería la moraleja si esto ocurriera en la Administración? Que pese al buen servicio, rápida respuesta y -eso sí- comisión de errores, evidentemente todos serían unos inútiles, tendrían intenciones aviesas como salir de visita a los clientes para aprovechar y hacer compras, les daría igual el gasto innecesario en desplazamientos y en mensajería porque el dinero era de los contribuyentes, y en una empresa ninguno de estos duraría dos días y estarían todos en la puta calle.

Menos mal que han sido dos empresas las que han cometido errores, y así no hay nada que reprochar a nadie. Que las empresas son sagradas, oiga.

6 comentarios:

Mafias dijo...

Interesante historia para una moraleja tan floja;

No te digo que no haya funcionarios responsables, pero hay una diferencia obvia con los trabajadores de la empresa privada que es la base de todas las demás:

En la empresa privada, si lo haces mal te vas a la calle.

El técnico si se decide coger el día, corre bastante riesgo de que como lo pillen de compras teniendo una salida, lo echen. Y con razón.
Si el gestor de la empresa hace despilfarro en desplazamientos, o en cualquier otra cosa, descuida que desde arriba ya le darán el toque. Y el gestor se afanará en que la cosa vaya bien, porque su sueldo depende de ello.

Es obvio que siempre va a haber errores, pero descuida: si algún día alguien que mande un poco en esa empresa repara en que lo podían haber hecho mejor, va a intentar que en lo sucesivo se haga así. Por grande que sea la empresa, el mercado es la selva, y por lo general intentas dar el mejor servicio al mejor precio, porque te van las ganancias en ello. Las diferencias con la administracion son obvias.

La alta corrupción funcionarial es TAN evidente en el día a día que me da asco. Tampoco es que puedas culparles, si tienes un puesto bien pagado y sobre todo fijo de por vida, es normal que las aspiraciones y las ganas por trabajar duro se diluyan, puesto que eliminas la competitividad y el riesgo.

Si lo que quieres expresar es que las generalizaciones son malas, me parece que puedes hacerlo mejor. Si lo que pretendías era decir que la pereza y el tocarse los huevos de los funcionarios es un mito, permíteme que me ría a carcajadas...

Guti dijo...

Bueno, sólo es una historia anecdótica, y la moraleja es sólo que si esto ocurriera con un organismo público muchos (muuuuchos) sacarían inmediatamente una conclusión *general* y obvia. No disculparían el error. (Y eso que en estos días he tratado con DOS empresas; han sido dos errores de dos).

Respecto a que los funcionarios sean (supuestamente) inamovibles, es una diferencia importante, sí, pero eso tiene su razón de ser, como bien sabes. Y sus efectos perniciosos colaterales, como todo. (TODO.)

Respecto a esta afirmación:

En la empresa privada, si lo haces mal te vas a la calle.

me parece muy discutible. Pero te felicito por la suerte que has tenido en tu trato con las empresas.

Pero yo creo que no hay nada intrínsecamente mejor en el personal que trabaja en las empresas; sí puede haber una productividad mayor (medida de ciertas formas), y un porcentaje mucho mayor de abuso de quienes exprimen a los asalariados, sí (suponiendo que eso sea bueno). Pero no confundamos eso con la honradez, la eficacia, o la no comisión de errores. El funcionariado funciona bastante mejor de lo que estamos dispuestos a admitir (si bien, lógicamente, adolece de problemas inherentes a su condición).

La alta corrupción funcionarial es TAN evidente en el día a día

Aquí ya directamente niego la mayor, y creo que habría que tener cuidado con cómo se dicen las cosas para no ofender a nadie que no lo merezca. Y si tienes constancia de esa corrupción, denúnciala.

si tienes un puesto bien pagado y sobre todo fijo de por vida, es normal que las aspiraciones y las ganas por trabajar duro se diluyan, puesto que eliminas la competitividad y el riesgo.

Creo que idealizas el trabajo en las empresas. El riesgo que corres de perder tu trabajo es cierto, pero tristemente en la mayoría de los casos no depende tanto de lo que tú hagas, como de que la empresa simplemente deje de necesitarte. Las ganas de hacer las cosas bien van con el carácter, no con la forma legal de la "empresa" en la que trabajas.

En este caso, hay muchos mitos implicados, sí, pero no iba más allá de la reflexión sobre la presunción de inocencia o de culpabilidad.

Acabo de hacer varios trámites seguidos en diversos organismos (concretamente tres organismos de tres ámbitos territoriales distintos), y han sido de una eficacia, limpieza y rapidez que me han dejado impresionado. Me ha sido más fácil hacer una gestión de cierta complejidad (y me han tenido muuuucho menos tiempo al teléfono) que cambiar una puta fuente de alimentación de un PC. No generalizo nada, sólo hago una reflexión para afinar mi juicio en el futuro.

Mafias dijo...

y la moraleja es sólo que si esto ocurriera con un organismo público muchos (muuuuchos) sacarían inmediatamente una conclusión *general* y obvia.
Tienes razón, y no intento excusar esa injusticia en manera alguna, pero... ¿te has preguntado por qué? ¿No es raro que todo el mundo la tome con los funcionarios, si la gran mayoría son trabajadores eficientes y no hay ningún problema con ellos? Como siempre, pagan justos por pecadores, pero desde luego creo que la creencia generalizada sobre la vagancia del de ventanilla se ha forjado a pulso.

En general, mantengo lo de que en la empresa si lo haces mal te vas a la calle. Lo que quizá tenga que matizar es el 'mal', pero me llevaría tiempo. Déjame cambiarlo por "si no haces las cosas como la empresa quiere, te vas a la calle". Obviamente es una generalización y como tal es incorrecta, pero creo que no me puedes negar que _en condiciones normales_, ninguna empresa mantiene inútiles ni pasotas si puede evitarlo, cosa que sí que ocurre en la Administración.

No digo que el personal de la empresa privada sea mejor o más productivo en sí que los funcionarios, líbreme $root, porque de intercambiarlos estaríamos en las mismas. Donde quiero llegar es que una pequeña cantidad de miedo e incertidumbre por tu futuro profesional se convierte en uno de los mejores incentivos posibles.

El funcionariado funciona bastante mejor de lo que estamos dispuestos a admitir
Yo admito que en muchos ámbitos, y bastante a menudo, funciona razonablemente bien. Incluso bastante bien. Pero es que con 3 millones de funcionarios, si todo el mundo trabajase lo que tiene que trabajar, tendríamos una administración puntera de las primeras en el mundo. Y el país no te digo yo lo engrasado que iba a funcionar. El problema es que quizá si trabajasen todos, sobrarían la mitad.

Y si tienes constancia de esa corrupción, denúnciala.
Quizá corrupción fue una palabra un poco fuerte, si piensas en el funcionario público 'estándar'. Pero no tienes más que leer los periódicos día a día para ver la cantidad de casos de corruptelas y chanchullos. Sobre denunciar, no tengo ni el tiempo, ni el dinero, ni la fuerza política, ni las ganas. Y ya por lo fuerte de la palabra vamos a excluir todos esos superhéroes que salen a las 3 y llegan a casa a las 2 y cuarto.

tristemente en la mayoría de los casos no depende tanto de lo que tú hagas, como de que la empresa simplemente deje de necesitarte
Aquí tienes razón, pero soy perfectamente consciente de que la empresa te (ab)usará mientras pueda. Pero puedes tener claro que como trabajador, más te vale intentar ser lo más útil posible para la empresa para seguir allí. Es una forma triste y dura de aumentar el rendimiento y fomentar la ambición -las ganas como dices van en el carácter-, pero parece ser la más eficaz.

De todas formas creo que no estamos tan en desacuerdo, sin embargo es curioso como una misma reflexión, incluso siendo aceptada por los lectores, puede llevar a dos opiniones encontradas en personas distintas.

Guti dijo...

Sí que la imagen de vagancia se ha ganado a pulso en el sentido de que hay vagos muy, muy visibles (y casos realmente graves, no lo voy a negar). Pero si esa imagen perdura y se generaliza creo que se debe básicamente a la envidia. Si yo voy a una empresa y me tratan mal (cosa que pasa MUY a menudo) no concluyo "el sector privado es una mierda y había que quitarlas", sino que digo "el de ese mostrador es un gilipollas", o como mucho "la empresa X está llena de gilipollas". Pero lo del funcionario nos duele más, no porque le paguemos (a la empresa también), sino porque tiene un puesto privilegiado, y muchos de los que se quejan harían lo mismo si pudieran.

Creo que la indignación está bien, y que tenemos que empezar a denunciar todos los abusos o casos de incompetencia y pedir cuentas a los políticos por su gestión. Ah, mira, pero no, a los políticos les dejamos que nos entretengan con otras cosas, o que arreglen el servicio privatizándolo...

tendríamos una administración puntera de las primeras en el mundo.

Tampoco niego el grado de ineficacia que sin duda existe. Pero sí quiero apuntar que, de hecho, en algunos sentidos tenemos un sector público que puede envidiar todo el mundo. Sí, nuestra sanidad, por ejemplo, tan denostada.

Ah, y no es nada raro que me hagan esperar mucho más para atenderme en una empresa privada que en un organismo público.

Insisto: no es que los contraejemplos anulen las consideraciones sobre la ineficacia o la vagancia. Es sólo que no hay que irse a los absolutos, porque hay de todo en todas partes, y lo cierto es que pese a esa ineficacia... los papeles se mueven, los trámites se hacen, y en muchos sitios el trabajo avanza. Hay mucho que mejorar, cómo no, pero hay mucho funcionando también (en algunos sentidos JAMÁS ha funcionado mejor), y tiene su mérito. Tenemos que ser críticos para que mejore aún más.

Jacobo dijo...

Sigamos así, practicando el tiro al funcionario, mientras los bancos nos machacan con sus abusivas comisiones y su pésima gestión.

Tenemos lo que nos merecemos.

Jacobo dijo...

Se me olvidó decirlo antes: hay que quitarse el sombrero leyendo a Guti. Si tan sólo la cuarta parte de los españoles pensaran de una manera tan sensata, este país estaría entre los más avanzados del mundo.

Gracias por leerme.