Texto en español Bestiario del humo: El aerobius erraticus

El aerobius erraticus se parece en algunas cosas a un cetáceo. Es un ser aerobio que deambula por un medio en el que respirar no siempre resulta fácil, y en consecuencia debe hacer desplazamientos frecuentes para procurarse aire.

En el reino animal es frecuente que haya individuos que desarrollen su capacidad de percepción. Sin embargo, en la especie humana hay individuos que, por decisión propia, ven mermada su capacidad de percepción. Se acostumbran al humo del tabaco, a base de consumirlo, bien sea activa o pasivamente, frecuentando lugares con alta concentración del mismo. Su olfato deja de percibir el resultado de la combustión (cosa que advierten con sorpresa si, por razones que tampoco vienen al caso, dejan el consumo durante suficiente tiempo, con lo que en algunos casos recuperan la normalidad de sus sentidos).

El aerobius erraticus se ha quedado fuera de esa carrera involutiva. Continúa respirando aire, sin interés alguno por acostumbrarse a la presencia de sustancias irritantes en el mismo. Y eso le obliga a desarrollar sus propias estrategias de supervivencia en un hábitat hostil.

Cuando un aerobius circula por la calle, es difícil hacer un trayecto, siquiera corto, sin que en algún momento, al inspirar, reciba una bocanada infecta, de sabor casi sólido, irrespirable. Tras la primera sensación de ahogo y de asco, mirará a su alrededor, y cien veces de cada cien verá que, efectivamente, hay a su alrededor algún individuo dotado de chimenea y expeliendo humo: llamemos a esta complejísima especie los snorkels.



A veces, el snorkel está sorprendentemente lejos del aerobius. Pero el humo que expelen los snorkels es algo especial, denso, permanente, elástico, cohesivo. Se mantiene en el aire con pertinacia. Es extraordinariamente raro, por no decir imposible, que la náusea que invade al aerobius sea figurada; indefectiblemente, tenía su motivo. Un snorkel en las proximidades. No podían ser imaginaciones; casi siempre, primero es la náusea y luego el avistamiento, no al revés. Y aquí empieza la panoplia de recursos cinéticos del aerobius, causa de ese calificativo de "erraticus".

La peor situación se da, sin duda, cuando el snorkel circula por la calle, delante del aerobius, en su misma dirección. Porque va dejando un rastro de inmundicia permanente, que el aerobius no se tragará durante un fugaz y soportable instante, sino que tendrá que seguir cual raya de cocaína. En consecuencia, el aerobius probablemente cambie de manera repentina de trayectoria. Sin motivo aparente para los demás snorkels, el aerobius se desplaza bruscamente un par de metros a su derecha o izquierda y sigue caminando. Está intentando (por lo general, inútilmente) salir del inmundo rebufo del snorkel. Desde luego que, si puede, cambiará de acera por este solo motivo, aunque luego tenga que volver al mismo lado para llegar a su destino.

Esto no siempre funciona, claro está. Y entonces podremos ver otro comportamiento habitual en el aerobius: intentar caminar más rápido que el snorkel, para mantenerse por delante. A veces, incluso hará un pequeño sprint mientras mantiene la respiración, que dura justamente hasta que el snorkel está medio metro detrás de él (actitud muy parecida a las carreras anaerobias y explosivas de algunos felinos africanos). Otro movimiento aparentemente sin sentido, pero ineludible para el aerobius. Los aerobius acaban acostumbrándose a caminar bastante rápido por la calle. Si un aerobius lesionado o cojo se encuentra detrás de un snorkel que va al mismo sitio que él... puede darse por jodido: desprovisto de sus defensas naturales, se fumará el cigarro entero, más aún que el snorkel, que al fin y al cabo sólo aspira el humo que quiere y deja el resto detrás de sí.

Si el aerobius no va detrás del snorkel, sino que se cruza con él por la misma acera, el problema es menor, aunque también notable. En primer lugar, el aerobius, viéndolo venir, tomará apresuradamente una bocanada de aire y mantendrá la respiración, para evitar el íntimo contacto de sus tejidos internos con las excreciones repulsivas del snorkel. Una vez se ha cruzado con el snorkel, frecuentemente cambia también de trayectoria para salir del reguero que este deja tras de sí, mascullando alguna maldición. Pero como se separan rápidamente, la cosa no pasa a mayores.

A veces el aerobius está estático y el estímulo de un snorkel lo pone en movimiento. Por ejemplo, esperando para cruzar un semáforo. Un snorkel, por lo general, jamás rehúye una concentración de gente, ni se mantiene apartado; es un ser sociable, que inmediatamente se incrusta o se integra en el grupo, quizás considerando que sus volutas de humo añaden vaporosa sofisticación al conjunto. Pero si en ese grupo hay un aerobius, recibirá la vomitiva regurgitación del snorkel con desagrado. Por razones poco claras, el aerobius no es territorial, ni siquiera cuando debería serlo, y se aparta al otro extremo del paso de peatones. Si este es concurrido, las probabilidades de que llegue otro snorkel a su lado son altas... y el aerobius buscará una nueva posición. Cosa inútil, porque los pasos de peatones son estrechos y un par de snorkels imposibilitan estar allí y lejos de ellos a la vez. En ese caso, como mal menor, el aerobius intentará determinar dónde está barlovento, para ubicarse allí respirando lo menos posible, hasta que el semáforo se ponga verde. Entonces iniciará otra de sus súbitas arrancadas, a la vez que llena sus pulmones (¡por fin!) de aire. Otro comportamiento incomprensible para los snorkels, que quizás incluso lo miren con desagrado (ellos no sólo son fuertemente territoriales, sino también extremadamente susceptibles; relacionan la instintiva náusea ajena con un deliberado y malvado ataque a los fundamentos mismos de los derechos humanos).

Hay muchas otras situaciones similares, que sería prolijo enumerar en un solo artículo: una cola, un espectáculo al aire libre, una marquesina para resguardarse de la lluvia, una parada de autobús. Indefectiblemente, el snorkel llegará, se instalará donde le pete, y el aerobius se apartará sumisamente. Si está en la parada del autobús, y llueve, igualmente será el aerobius el que se ponga bajo la lluvia o busque un alero donde guarecerse, desde el que pueda ver si llega el autobús. En la literatura científica no se han recogido casos en los que un aerobius afee su conducta al snorkel y le diga que él debe buscarse otro sitio o, en caso contrario, cerrar la chimenea hasta mejor ocasión.

Todos estos comportamientos son incomprensibles para el snorkel, que los observa incluso con irritación. Interpreta que el aerobius actúa así... para molestarle. Que el aerobius es un ser hipersensible y sin sentido común. Pero por increíble que parezca, no hay maldad alguna en esta actitud del snorkel, que es perfectamente explicable por la fisiología. Primero: la conclusión del snorkel deriva necesariamente de la información que puede manejar como premisa, y esta le llega a través de unos sentidos que, como hemos descrito al principio, ya no perciben la presencia del humo. Segundo: el desarrollo de las premisas a las conclusiones pasa por el uso de un cerebro que es presa fácil para las sustancias presentes en el tabaco que consume, que alteran muchos elementos de su capacidad de raciocinio.

Ah, el aerobius erraticus... El manso y deambulante herbívoro de los mares.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, de todos los que has escrito hasta ahora este es con el que más me he reido, quizás porque también es con el que más me identifico. Hay algunas maniobras para esquivar snorkels que son dignas de mención, propongo hacer un top 10.

Un saludo, Berto.

Anónimo dijo...

Nueva felicitación. Aunque en clave de humor, el artículo es certero y describe lances y peripecias en las que me reconozco como "gaseado".

Y en en las que, sin duda, se reconocerán muchos de los damnificados por el envenenamiento más impune y por la plaga más tolerada.

Recuerdos y ensoñaciones hacia la maravillosa Asturias, que visito cada verano (¡Campo de Casu!). No veas qué habitat insuperable para aerobius es la cima del Tiatordos

Guti dijo...

Gracias a los dos por vuestros comentarios. El top 10 no es mala idea :-) De todos modos, sorprende saber que uno no es un caso aparte, sino un individuo más de una especie. Uno a veces acaba pensando que es un raro, que si la gente supiera que aguanta la respiración o hace esto o aquello pensarían que está chalado o es un tiquismiquis. Pero, coño, es que es un comportamiento de lo más lógico. Así que gracias por compartir vuestra... aerobicidad :-)

Massai, así que el Campu de Casu... el Tiatordos... Menudo sitio, cómo te cuidas :-) Pero no creas, que incluso a lugares tan remotos llegan los snorkels. Tenía pensados varios temas en relación con eso...

Hiroshige dijo...

Dios mío, me acabo de identificar. Soy un aerobius erraticus. Aunque te faltó diferenciar entre el snorkel "joven" y el snorkel "anciano" cuya presencia se perpetua en los lugares donde ha estado gracias a las supuraciones concentradas de sus puros. Ayer casi muero en la puerta de la escuela de idiomas con la peste y eso que allí no había nadie. Eso sí que provoca el vómito.

Anónimo dijo...

Alabados sean los entornos espaciosos y con poca densidad de individuos. Sin duda el aerobius deberá hacer mil y un peripecias para sobrevivir en ellos, pero generalmente puede dejarse guiar por su instinto para conseguirlo.

Gran problema son, en cambio, los entornos en los que el espacio brilla por su ausencia y los snorkels por su gran número, como en el caso de los conciertos, en los que el aerobius necesitará hacer gala de pensamiento racional y lógico para hallar solución a su problema.

Las probabilidades de que un aerobius disfrute de la presencia en las proximidades de un snorkel aumentan de forma proporcional a lo bueno de la ubicación y a la necesidad de aire para mantener el ejercicio aeróbico, y de forma inversamente proporcional a la cantidad de espacio disponible tanto para conseguir una nueva ubicación como para esquivar la irritante nube en la ubicación actual.

Suele ocurrir, además, que el snorkel espera al momento óptimo para hacer notar su presencia. ¿Y qué mejor momento que una inspiración profunda del aerobius tras, o incluso durante, varios minutos de salto continuado en una canción intensa? Sin duda, los snorkels saben bien cómo entrar en escena.

Será ahora cuando el aerobius requiera de todo su pensamiento lógico para evitar que sus pulmones terminen chorreando alquitrán como cualquier carretera en construcción. El aerobius deberá analizar un número de variables que haría tiritar a los sistemas informáticos del CERN, y deberá hacerlo en el menor tiempo posible para decidir cuanto antes la estrategia a seguir para su supervivencia.

Localización de claros en el bosque de espectadores, accesos a ellos, idoneidad para el disfrute del concierto (que en ocasiones supone incluso tener que estimar el material y humedad del terreno para saber si se ahogará con la polvareda de tierra al saltar o caerá debido a un resbalón), proximidad de posibles snorkels, existencia de otros colonos dirigiéndose a dichos claros, situación del snorkel recién descubierto, su cualidad de nómada o sedentario, dirección y fuerza del viento...

Aún con todo, en ocasiones existe una ventaja evolutiva en los aerobius que les permite mantener la ubicación en que se encontraban, desafiando a su propia naturaleza de erraticus, aunque siguiendo con su estrambótico comportamiento. Por fortuna para un gran número de aerobius, su capacidad pulmonar es bastante superior a la de los snorkels, mermada tras años y años de hollín acumulado en sus chimeneas. Es por ello que a veces el aerobius puede combatir el fuego con el fuego, y repeler las bocanadas producidas por un snorkel mediante espiraciones continuas y potentes.

Cuán agradecidos deberían estar los aerobius a los snorkels por ayudarles a mantener sus pulmones enérgicos y su mente fresca y activa.

Anónimo dijo...

Jue, pues yo también me he sentido identificada con el aerobius este y no me he reído nada con el artículo porque me ha hecho revivir muchas de las situaciones descritas y no es que me hagan gracia, precisamente. Sin ir más lejos, hace apenas tres días iba caminando detrás de un snorkel por la calle y puse en práctica dos de las estrategias: desplazarme a un lado y adelantar rápidamente. Y todavía me acuerdo de un concierto al que fui, que uno se me puso delante. Ni corta ni perezosa y con todo mi morro, luego me puse delante yo. Faltaría más.

Yo quiero que algún snorkel lea esto y diga lo que piensa. ¿Por qué sólo escribimos aerobius? Yo quiero saber si ellos perciben alguna de nuestras actitudes y qué opinan al respecto, a ver si es verdad que creen que lo hacemos a propósito para jorobar o qué.

Guti dijo...

Hiro: lo de los puros merece su propia entrada en el bestiario...

Kalvy: excelente aportación :-) aunque lo de los conciertos ya lo veo directamente imposible. No creo que haya manera de zafarse. Por eso voy tan poco...

Marta: gracia, ninguna, desde luego. Pero como podríamos hacernos infinita mala sangre (no es para menos) y ya nos la hacemos bastante... en algún momento hay que ponerse fríos. Qué se le va a hacer...

Mars Attacks dijo...

Al habla otro aerobius. A mí me ha dado rabia, mucha rabia. Es muy triste que la gente no sea capaz de darse cuenta de que están obligándote a tragar sus sustancias como poco "sospechosas" y le parezca lo más normal del mundo.

Muchas veces pienso en cómo se lo tomarían si les tiras el cigarro al suelo y les dices "ya he fumado bastante por hoy, gracias". Bueno, seguro que todos sabemos cómo se lo tomarían. Como cualquier drogadicto al que le retiran la droga.

Guti dijo...

Mars: a mí a veces me apetece hacer algo de eso, darles un manotazo en la mano, y cuando te digan: "Pero ¡que me has tirado el cigarro!", decir: "Huy, perdona. Pero bueno, un manotazo de nada ni siquiera es cancerígeno, ¿no? Sé tolerante, hombre" :-)

De la lógica habría que hablar largo y tendido otro día...