Texto en español Oigo voces en el autobús

Viajar a Praga da para muchos recuerdos hermosos. Grandes y pequeños. Y uno pequeño, pero imborrable, es la voz que anuncia las estaciones en los tranvías. Un idioma aparentemente feo como el checo, con tanta consonante, tanta tilde amenazadora, tantos ángulos cortantes, en la voz de esa mujer se vuelve acariciante. Cuando dice "příští zastávka" [próxima estación], con esa voz sugerente... apetece quedarse a la siguiente parada, sólo para que lo diga otra vez. Příští zastávka: Koh-i-noor (que tiene que ser un nombre de una princesa guapísima o de un diamante, fijo). Příští zastávka: Národní divadlo. Příští zastávka: Národní třída. Es como si sólo te lo dijera a ti. Y cuando dice Příští zastávka: Ruska, de repente se pone contenta, es como si te avisara de que te ha tocado una Ruska en una rifa y una Ruska fuera lo mejor del mundo y se alegrara discretamente por tu buena suerte. Incluso parece que aceptaría compartir esa Ruska contigo por un rato.

El metro de Madrid, salvando las distancias, tampoco está mal. La mujer que canta las estaciones tiene un timbre agradable. Quizás no desprende sensualidad insinunante como su colega de Praga, pero es verdad que no cansa oírla. Le pone entusiasmo, que quizás sea lo adecuado para una ciudad como Madrid. Próxima estación: ¡Mar de cristal! Tú vas por un agujero subterráneo hediondo, traqueteando en una máquina grasienta bajo el peor tráfico del mundo, pero esta mujer te narra lo que te espera fuera como si pasearas por los alrededores de la Fábrica de Chocolate y todo fueran zonas verdes o caminos de adoquines amarillos. Incluso a Próxima estación: ¡Sáinz de Baranda! le encuentra la música, aunque sea un nombre feo de prohombre. Y no digamos aquello de Próxima estación: ¡Esperanza! Sí, van todas así, con signos de admiración. Le pone a todo el tono de "Ya, si ya sabemos que eres un currante harto que se mete en el metro muerto de sueño y se chupa un viaje infame para ir a trabajar en esta ciudad insoportable, pero ánimo, esta es tu estación, imagínate que la vida es maravillosa, sube las escaleras de dos en dos y sal a la luz, ¡empieza el día con energía!". Sólo le falta de fondo el Hoy puede ser un gran día de Serrat y tendremos un anuncio de galletas. Algo es algo.

Oviedo es distinto.

En Oviedo suelo ir a todas partes andando. Pero en algunas ocasiones uso el autobús urbano, línea 7, a eso de las diez y pico de la noche. Y el chirrido de las bisagras de una puerta de mazmorra es menos lóbrego que el sonido de la voz que anuncia las paradas. Quizás sea un tono de mujer (los altavoces no permiten distinguirlo), pero de mujer con la garganta cauterizada por la bebida, o algo así. Esto podría tener su punto femme fatale, pero... decididamente, no. Ya no voy a compararla con ninguna vampiresa de cine negro, estupenda de peluquería y con traje de noche; pero es que incluso Chavela Vargas tiene en la voz una chispa de rebeldía ante la desgracia, de que todo da igual, sí, pero aquí estoy, sobreviviendo. La voz del autobús no. La voz del autobús tiene una entonación gallega descendente, con las sílabas cayéndose hasta la última. Próxima parada: Independencia Minas. Es difícil, pero dice Índependenciaminas en línea monótona descendente, con acento en la primera sílaba y cada una un poco más abajo que la anterior. Uno se imagina a una persona que ha hecho siete turnos de locutora seguidos y sólo quiere irse a casa a dormir. A una casa en la que todo es de color gris, con telarañas y gatos, por supuesto, y una habitación con un espejo ovalado y un rosario muy grande en la pared. No suena a mujer ajada por los excesos de la vida; suena a funcionaria que se aburre y no tiene ganas de decirte la próxima estación, porque se está pensando lo del frasco de pastillas y acabar con todo.

Y mira que tendría fácil ganarse la segunda posición: ir en autobús por Oviedo frente a ir en metro por Madrid... y resulta que una simple voz pone más luz y más color en el metro.

Superar lo de Praga ya es más difícil, eso hay que admitirlo. Příští zastávka.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Guti, la voz de las paradas del autobús no está grabada, creo que es una voz generada por ordenador, estilo a Loquendo o Microsoft Sam. Eso explica el hecho de que parezca estar muriéndose, supongo :P

De todas maneras, estoy de acuerdo contigo en que las voces bonitas anunciando las paradas le añaden un "algo" al transporte. A ese respecto, el tren de FEVE tiene unas horribles y otras con mucho encanto. El metro de Barcelona, por contrastar, tiene la voz de un hombre que a mí me parece bastante repelente, supongo en parte que es porque el catalán me parece que tiene una pronunciación bastante fea. Ahí lo dejo, a modo de inicio de recopilación, a ver si alguien más se anima,y acabamos viendo una aplicación con google maps y las voces del transporte público :)

Guti dijo...

Sí, aunque no lo mencioné da toda la impresión de ser sintética, efectivamente. Pero es que siempre se ha dicho que las máquinas no pueden transmitir sentimientos, y esta... transmite ganas de echarse debajo de las ruedas del autobús. Así que aplicando el test de Turing a la inversa, decidí hablar de ella como si fuera humana...

Con el de Barcelona siempre practico a repetir esas "aes" tan particulares.

Eh, lo de la colección de voces no es mala idea :-) Aunque no sé, ya ves lo caro que le salió el asunto a Manu Chao...

darioa dijo...

A mí la parada que más me gustó es "hlavní nádraží"

Rumbonín dijo...

Muy guapo el post Guti. si señor...
aunque ya hace unos años que no viajo en el metro de Madrid.

Hiroshige dijo...

Ya lo había pensado yo unas cuantas veces lo de lo horrible de esa voz, pero sospecho que a partir de ahora cada vez que coja un bus en Oviedo, me acordaré de ti y de Chavela. El cuadro que pintaste sobre la vida de esa voz es digno de ser pintado ;-)