Texto en español Los sueños de la razón, de Marina

José Antonio Marina es una persona que me asombra. Una persona culta y que piensa con claridad. Parece mentira, pero creo que hoy en día hay muy, muy, muy pocas personas así. Muy pocas personas que hayan leído lo que él, que sepan tanto y que sepan pensar de esa manera. O explicar cómo piensan, al menos. Temo que sea uno de los últimos ejemplares de una especie en extinción.

Un par de notas de su libro Los sueños de la raszón - Ensayo sobre la experiencia política, que estoy leyendo. No son, seguramente, ni lo más importante que dice ni las conclusiones más importantes, pero son cosas que me apeteció anotar aquí.

La primera cobra pleno sentido leyendo el contexto en el que está (una discusión sobre la existencia de los derechos naturales), y además yo pienso que somos grandes también por lo que ya somos (incompletos como somos), pero esto no deja de ser otra forma de decir lo mismo: cuán valiosa es cada persona, cuánto potencial hay en cada uno de nosotros.

¿Sabe por qué creo en el progreso? -Negué con la cabeza y prosiguió-: Porque creo que ninguna definición aceptable del ser humano puede darse en presente. El ser humano será un animal racional. El ser humano será libre. El ser humano nacerá igual. El ser humano será digno. Todavía no lo es, ni racional, ni libre, ni igual, ni, salvo excepciones, digno. Eso es lo que hay que decir. Por eso me parece equivocado hablar de derechos naturales, porque al hacerlo se mira hacia atrás, a la naturaleza, o a una edad de oro inexistente, y allí no hay nada. No valemos la pena por lo que somos, sino por lo que podríamos ser.

Y una muy interesante simplificación sobre lo que mueve al hombre. Todos los deseos parecen poder reducirse a dos:

-Me confunde hablar de felicidad -comenté-. Para uno la felicidad consiste en comer, para otros en disfrutar de los favores de una damita, para otros en meterse en un convento. ¡Somos tan diferentes!
-No lo crea. Nuestros deseos más profundos son muy parecidos. Al hombre le mueven dos cosas. El placer y la grandeza. Si consigue armonizar ambos deseos, el mundo va pasablemente bien. Pero si se dedica tan sólo a uno de ellos, se producen fuertes alteraciones, personales, sociales y políticas.

1 comentario:

Hiroshige dijo...

Lecturas densas las tuyas.