Estricta privacidad
Leo en El Mundo que una empresa especializada en ayudar a la gente que quiere ser infiel en su matrimonio ha puesto un anuncio en Madrid que ponía la foto de Carlos de Inglaterra, Bill Clinton y... Juan Carlos I.
Al parecer, el anuncio se retira porque " la Asociación para la Autorregulación de la Comunicación Comercial (Autocontrol) ha estimado una reclamación"... del Ayuntamiento de Madrid.
Es un tanto curioso que el Ayuntamiento se preocupe de la publicidad, pero bueno, supongo que así debe ser. Si creemos a El Mundo, sería además... el área de Medio Ambiente quien se ocupa de estas cosas; otro detalle llamativo. Más en una ciudad como Madrid, con todas las polémicas que ha habido sobre la supuesta alteración intencionada de los medidores de contaminación y asuntos parecidos.
Pero aparte de eso, lo más llamativo es la argumentación de Autocontrol, que según el diario incluye esto:
La publicidad reclamada imputa una infidelidad a los sujetos que aparecen en la misma, explotando así ilegítimamente como argumento publicitario una circunstancia que pertenece absoluta e íntegramente al ámbito de la privacidad personal, y cuya explotación publicitaria lesiona el honor y la dignidad de las personas afectadas
Bueno, ese argumento puede ser cierto en el caso de Bill Clinton. Pero no lo tengo tan claro en el de Carlos de Inglaterra ni en el de Juan Carlos I.
Ambos tienen relevancia pública e institucional como miembros de casas reales. Y cuando uno es rey, o heredero de una corona, todos sus privilegios, su relevancia pública, su trabajo, su legitimidad, se relacionan directamente con su matrimonio y su descendencia.
No digo que sea correcto el anuncio. Digo que el argumento sobre la vida privada es discutible.
Claro que creo que el rey debe tener vida privada, y que el adulterio debería ser un asunto privado. Claro que el príncipe debería elegir a la mujer que prefiriera, sin más.
Debería ser así. Porque deberíamos ser todos iguales ante la ley: ciudadanos, en vez de señores y siervos.
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