Texto en español Reflexiones en el aire: la estética y el glamour

Una de las revoluciones más urgentes para las mujeres, creo, es esa que les ponga los pies en el suelo respecto a ellas mismas. En muchos sentidos, pero uno de ellos es el de la estética.

Esto daría para mucho, mucho rollo. Pero el caso es que mucha gente se somete a operaciones absurdas, por falta de autoconfianza. Y hay quien lo defiende como un acto de libertad, y el "¿por qué no?", y todo eso, y hasta ahí de acuerdo, pero me da a mí que la cosa no está tan clara. Por ejemplo, me parece un error (un triste, triste, triste y enoooorme error) ese consumo desaforado de silicona. Es decir, me parece un error en la gran mayoría de los casos, y que el efecto es claramente contraproducente. Y no digamos esas inyecciones en los labios.

Pero en fin, es cuestión de gustos. Lo que me pregunto es... los gustos de quién.

A lo que iba. Un error también muy extendido (creo yo que lo es, no sé) es empezar a fumar. Y viene a colación porque estoy convencido de que en el 99,9999% de los casos se fuma por estética (entendida en sentido amplio; quiero decir que no se empieza por el agradable sabor del producto, sino para que nos vean los demás). Y estoy hablando de las mujeres... no sé, porque sí (podría ir de hombres, también, pero es que estos llevan muchos siglos ya haciendo el pijo y no tienen arreglo).

Tenemos, pongamos por caso, a una hermosa mujer (y debo decir, para sorpresa de muchas, que las mujeres hermosas son una abrumadora mayoría, lo que pasa es que pocas lo saben). Esa hermosa mujer, igual que un mal día decide que necesita tetas más grandes, o labios más grandes, o vaya usté a saber qué, pues decide que tiene que fumar. Cree que le falta un complemento más, y que esas volutas volando grácilmente a su alrededor le darán distinción y la convertirán en esto:






Primero: maldita la falta que hace. Segundo: no sé si habéis oído hablar del product placement, pero el fumar parece glamouroso porque sale en las películas, y no al revés. Tercero: las imágenes de la fumadora ni salen en blanco y negro ni previo trabajo de un director de fotografía con un doble de luces durante horas, así que ese resultado no se consigue encendiendo un pito (aunque insisto, maldita la falta que hace).

Pero sobre todo: la mierda de Audrey Hepburn, creedme, olía. Seguro. Y cuando estaba borracha fijo que se ponía pesadita. En la pantalla de cine no, claro; era encantadora todo el rato.

Y cuando me cruzo por la calle una hermosa mujer... con el pito en la mano o en la boca, veo que gracias a ese "complemento" se ha acercado más bien a esto:





Es lo que yo veo. No una mujer con el glamour aumentado, sino una mujer estropeada y desagradable por rodearse de algo asqueroso. Una mujer que, quizás, es hermosa a pesar de estar fumando.

Pero ya digo, es cuestión de gustos. Y cada cual baja las escaleras como quiere, como hace este. Pero resulta que de este todo el mundo se descojona, y sin embargo es poco probable que muera prematuramente por hacer el idiota con sus cartílagos.


Michael Jackson, before and after

3 comentarios:

Hiroshige dijo...

Ya corregí el "Notting Hill", gracias mil. No te creas que a mi también me apeteció lo de ponerme a correr por Hyde Park.

Y a lo que iba, lo de la estética femenina es sin duda una imposición "medioambiental" por decirlo de alguna manera. Simplemente, tan claro como mirar la evolución de la belleza femenina en las representaciones estéticas de las diferentes épocas y lo peor de todo es que ni siquiera es la propia mujer la que impone sus cánones si no que siempre vienen marcados por el hombre y cuando una mujer diga que se opera algo para mejorar estéticamente y para gustarse más a sí misma, es mentira. Es casi lo mismo que llevar el pelo teñido: ¿lo hacemos porque nos gusta el color o porque nos dicen que las canas no molan? En fin, que somos tontas. Personalmente cambiaría algo de mi misma: me traumatiza el color de mis dientes. Lamentablemente no es un efecto asociado ni al fumar ni a la toma excesiva de café y me temo que no es solucionable. Un medicamento de cuando era cría me los dejó así. Por suerte, siempre puedo decir que me oscurezco los piños como las geishas porque no es de buena educación enseñar los dientes cuando ríes -otra milonga estética de una cultura diferente, por cierto-.

Guti dijo...

Estoy más o menos de acuerdo, con una salvedad: eso de que los cánones los marca el hombre. Sí y no. Creo más bien que es un trabajo de equipo.

Además, las primeras que critican el aspecto de sus congéneres son las mujeres, y por otra parte son muy aficionadas a los programas y revistas de moda, y sin embargo, a los hombres, en gran parte, les trae totalmente al fresco ese rollo; es muy, muy fácil vestirse para gustar a un hombre. Así que no creo que sea todo idea de los hombres.

¿Que agradar al otro sexo nos hace disfrazarnos? Sí, claro. Pero en eso los hombres no van a la zaga, por cierto. Si no, de qué iban a ganar dinero los gimnasios, o quién iba a hacerse "piercings" y tatuajes, o quién se iba a dedicar al deporte, o quién iba a llevar los pelos absurdos que se ven por ahí... Sin embargo, no culpamos a las mujeres y sus gustos caprichosos, por lo general.

Que los hombres (todavía) se operen menos creo que denota simplemente más autoestima por su parte, no menos "imposición" de las mujeres. Los hombres hablan mucho de tetas, sí, pero las mujeres no hablan menos de abdominales.

Hiroshige dijo...

No si que el peor enemigo de una mujer es otra mujer, eso siempre lo tuve muy claro. Para eso los paisanos sois más sanos, pienso yo ;-)