Bestiario del humo: El paguroideo
La soprendente fauna que puebla el planeta muestra una enorme variedad de comportamientos y rituales, no siendo el más ilógico el del crustáceo paguro.
La evolución desarrolló el exoesqueleto hace muchos millones de años, y el filo que incorpora esta ventaja (los artrópodos) es el más abundante. Así que nada tiene de particular el uso de una coraza externa. En el universo humano, la ropa, en cualquiera de sus formas, es también omnipresente. Lo que resulta peculiar es el comportamiento ritual del paguro.
Por razones que ni siquiera él acierta a comprender, el paguro frecuenta (o, en algunos casos, se ve atrapado en) ambientes hostiles, repugnantes, con una alta concentración de humo producido por snorkels. Cómo -y por qué- el paguro sobrelleva esta situación sería objeto de otro artículo; aquí nos interesa lo que ocurre después, cuando ya ha conseguido abandonar la reunión.
El humo de snorkel resulta totalmente inocuo a dichos simpáticos seres (de hecho, es su ausencia la que suele crispar el sistema nervioso snorkel) pero tiene un efecto devastador en las demás criaturas. Incluso en concentraciones muy bajas, el humo de snorkel se adhiere de manera persistente a casi todos los materiales conocidos. Se adhiere con especial eficacia a las capas más internas de la ropa, aunque parezcan menos expuestas; probablemente el calor y la transpiración de la propia piel faciliten el depósito del tóxico.
Por todo ello, cuando el paguro llega a su hogar después de estar en contacto con snorkels, se deshace inmediatamente de su exoesqueleto. De todo. Se quita, y aparta de sí con rapidez y asco, todo lo que llevaba puesto. Acto seguido, se cubre con cualquier cosa que encuentre a mano y le permita mostrarse en la ventana con el mínimo decoro, porque el siguiente paso es tender su exoesqueleto en el exterior. Allí lo dejará toda la noche, y quizás también la siguiente, para que la brisa y, en su caso, el sol ventilen los tejidos y se lleven el nauseabundo olor (un exoesqueleto contaminado no se puede guardar con el resto de la ropa, e incluso da asco meterlo en el cesto de la ropa sucia). Algunos paguros, además, se lavan las manos enérgicamente hasta medio antebrazo, para eliminar ese olor de sus dedos; y los que tienen pelo largo pueden necesitar una higiene más profunda si quieren poder dormir.
¿Resulta asquerosa la imagen del paguro abandonando su cubierta? Amigo, no te puedes imaginar lo que es quedarse dentro.
3 comentarios:
Dime que el bicho de arriba del todo es una mudanza de exoesqueleto, porque parece ser un parásito interno que sale del que lo alberga tipo alien y me acaba de intentar salir el estómago por la boca. Qué mal me sientan estas cosas que no reconozco a la primera cuando se me juntan con la hipocrondria...
Tranquila, es una cigarra mudando la piel, sin más :-) No era mi intención que pareciera tan siniestro; de hecho, la puse porque me hizo gracia la imagen, que se parece a lo de quitarse la ropa ahumada (aunque la secuencia real del insecto ese dura, al parecer, dos horas).
El paguro es el cangrejo ermitaño, y la cigarra no tiene nada que ver, claro; pero lo dicho, me hizo gracia. Podía haber puesto también al japo aquel que se quitaba toda la ropa de golpe.
Algunos paguros, además, se lavan las manos enérgicamente hasta medio antebrazo, para eliminar ese olor de sus dedos;
Suponiendo que fuese literal y no un eufemismo, en mi caso te quedas corto. Rara es la vez que no me ducho al volver para quitar la peste. Aunque también es rara la vez que lo necesito porque no suelo entrar en ambientes tóxicos. En ocasiones la calle también se las trae, pero ése es otro tema...
y los que tienen pelo largo pueden necesitar una higiene más profunda si quieren poder dormir.
Cuando lo tenía largo puedo asegurarte que tras dos manos de champú algunas veces aún no se había quitado el olor del todo :(
Publicar un comentario