Texto en español Cómo hacer un camino de piedra, paso a paso (II): Al tema

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Cuando tenemos preparado y encofrado un tramo, llegamos al momento de hacer realmente el camino. Para esto, preparamos hormigón. Eso ya es una ciencia, pero con más o menos fortuna se sale bien del paso. Nosotros usamos una palada de cemento (gris) por cada seis de arena, y no conviene escatimar demasiado el cemento en la proporción (más bien un poco abundante). También se puede echar trito, aunque si es grueso, luego nos costará más dejar el camino lucido.

La textura del hormigón tiene que ser tal que no esté demasiado seco, pero que se pueda trabajar (que no sea agua sucia); que esté "plástico". Al girar la hormigonera, debería formar una masa que por su propio peso se despegue y caiga con limpieza del "techo" de la hormigonera a medida que gira. Téngase siempre en cuenta que es más fácil añadir un poco de agua que quitarla... Aquí va un vano intento por fotografiarlo mientras la hormigonera gira:



La cosa no tiene mucho más misterio. Se echa el hormigón...



...se coloca en su lugar con el rastrillo...



...se allana y asienta bien dando golpecitos con el rastrillo (atentos siempre a la altura que hemos marcado)...



...hasta que se deja bien asentadito y empalmado con lo que ya teníamos.



Entonces, con la paleta, se alisa bien la superficie.



Aquí viene la parte artística. Se van eligiendo las losas, y colocando en su lugar. Se pueden poner muy juntas y buscando encajes perfectos, o un poco más holgadas, a gusto de cada cual. Hay quien las arregla con el martillo para darles forma, pero eso es bastante más difícil de lo que parece, y además si se hace hay que... ponerse las gafas de protección, sí. La piedra se coloca, se aprieta un poco, y si hace falta se le dan pequeños giros o golpecitos con las manos para que se asiente y penetre lo justo en el hormigón. Luego se puede arreglar un poco el hormigón de los bordes. Hay que acordarse de que el camino, en sentido transversal, no sea cóncavo, sino más bien tirando levemente a convexo porque si no, en vez de un camino estaremos haciendo un canal para la lluvia.







Esto de los bordes puede ser una pesadez, pero tenemos otra opción: al día siguiente, cuando el hormigón esté más sólido pero no fraguado del todo, podemos arreglarlos quitando el sobrante con un cepillo de púas metálicas (y... gafas de protección). Es más fácil y el resultado más preciso.

Bueno, una vez terminado el tramo, se espera a que fragüe. El hormigón no debe secarse de golpe, así que es conveniente que después de unas horas lo reguemos un poco con cuidado. Si llueve, nos da el trabajo hecho.

Cuando está bien seco, se retiran las tablas del encofrado con unos golpecitos para despegarlas.



Y no hay mucho más que decir; el hueco que ocupaban las tablas se puede rellenar más tarde con tierra si está muy feo (o hacerle un bordillo si se prefiere). Así puede quedar nuestra magna obra:



Y con un poco más de tiempo, algo más asentado y ya seco del todo, queda tal que así:



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4 comentarios:

Hiroshige dijo...

Jolín, majo, se te deja sólo un par de días y te haces con el control de Bricomanía... Reaprovecharías los tapines que sacaste para tapar calvas del terreno, ¿no?

Beto dijo...

Te felicito esta magnifico la explicacion que diste hasta que encontre quien explicara paso a paso

Guti dijo...

Gracias a ti, Beto. Me alegro mucho de que te sirva de algo. Viéndolo así, uno se da cuenta de que no es tan difícil.

Hiro: por supuesto, ahí mismo se cuenta el proceso :-)

Anónimo dijo...

Francamente bien explicado y con fundamento. A mi me gustan las chapuzas pero este chico es mucho mejor que el que escribe.
Paco