Texto en español Mi saxo nuevo

Ayer fui a recoger mi saxo nuevo.

Hace más de quince años, me compré un saxofón de segunda mano (yo calculo que más bien de cuarta o quinta). Se lo compré a un señor de Sotrondio llamado Ears Manzano. Yo iba con la idea de comprar un tenor, pero no tenía, y me vendió un alto por 40.000 pesetas de la época (240 €).

El saxo funcionaba, aunque estaba viejín; pero yo ni sabía tocar el saxo ni había visto uno de cerca, así que no tenía con qué comparar y me fui de allí feliz. Aunque no sé si hay manera de saber exactamente la fecha de fabricación, viendo alguna página por ahí parece razonable pensar que sea de hacia 1954 (el número de serie es 477xx, y en esa página ubican los 42xxx-45xxx hacia 1952-53). No es una antigüedad, pero ya tiene una vidilla.


Yo no sé tocar el saxofón. Es decir, me compré un método y aprendí por mi cuenta a dar las notas (aunque no sé usar todas las llaves) y a tocar alguna melodía, pero poco más. Y durante todos estos años lo he sacado de la caja muy de cuando en cuando, para soplar diez minutos. Sin embargo, es amigo mío. Todavía me parece increíble tener algo así entre las manos.


Tenía ganas de darle una revisión, limpiarlo y adecentarlo. Cosa que, por supuesto, no podía hacer yo. Un saxo en uso normal se lleva a revisión periódicamente (una vez al año, o así) a un especialista en la materia, igual que un coche.


Hablé con un par de saxofonistas conocidos (y admirados) míos, y dijeron que efectivamente era viejo, que no era aconsejable para estudiar, que por un poco más del dinero que me iba a costar arreglarlo podía comprar uno nuevo, pero que si por otra parte le tenía cariño, por ser antiguo, y para el uso que yo iba a darle (muy poco serio) el saxo básicamente estaba bien y sí lo arreglarían. El sonido no les disgustaba, tampoco. Así que se lo llevé a un experto. Este era menos favorable a arreglarlo, porque el saxo no era muy bueno ya de origen; digamos que podía comprometerse a dejarlo tan bien como estaba cuando se fabricó, pero no mejor :-)


Total, que le dije que al ataque. Y ayer, por fin, pude recogerlo. Sólo la limpieza ya le ha cambiado la cara... Ha cambiado de color. Ahora resplandece. Y aparte, por supuesto, funciona mucho mejor que antes; le arregló y ajustó un montón de cosas. El capricho me sale por 470 €. Pero bueno, creo que ya he esperado suficiente para hacerlo...


Sigo sin saber tocar el saxo. Pero creo que se lo debía. Y de todas formas nos lo pasamos bien juntos.


No es un instrumento de primera. Pero es el mío. Y además yo no soy un saxofonista de primera, tampoco. Bastante hace que me aguanta.


Me acaba de surgir la idea de cuánto mejorarían las cosas si al hablar de nuestros amigos, o nuestros padres, o nuestros compañeros, nos lo tomáramos así.

7 comentarios:

Miguel Herrero dijo...

¡Mooooola! a ver cuando subes las fotos.

Si es que los instrumentos de viento deben de ser difíciles de tocar. Yo no creo que me atreva con uno ^^

Sergio dijo...

Creo que lo más hermoso del post, aunque la música, y el arte en general, sean bellos, está al final.

No puedo evitar leer todo el artículo como una metáfora de los amigos. Quizás cierto amigo no haya nacido en el año justo para ser lo más acorde con tu concepción de la vida, quizás tenga carencias e incompletitudes, quizás una persona "razonable" abandonaría a un viejo amigo porque puede hallar con facilidad uno "mejor". Pero no somos máquinas de calcular, somos seres humanos, y con frecuencia basamos nuestras decisiones en factores emocionales y no racionales. Así que a nuestro amigo imperfecto, limitado, y nacido cuando no debía, como mucho, y si ha perdido lustre, le recordamos que conviene darse una ducha de vez en cuando ( xD ) y seguimos con él. Aunque sólo le podamos dedicar diez minutos cada mucho tiempo, aunque sólo podamos "exprimir" una fracción diminuta de las posibilidades de cualquier humano, incluso los de la serie 477xx. Pero es "el nuestro" y no lo cambiamos...

Guti dijo...

Miguel: No creas, a mí no me parece que tanto. Un poco de práctica, como todo... Date cuenta de que esta gente no necesita dar acordes, sólo escalas :-) y casi siempre son solistas, así que compensa.

Sergio: aunque el artículo no iba más que de dejar anotada la fecha en la que me arreglaron el saxo, a medida que lo iba escribiendo pensé exactamente lo que dices. Lo has escrito mejor de lo que yo podría ^_^

Marta dijo...

Me ha gustado este post. Me ha hecho pensar no sólo en los amigos, sino en lo "amigos" que nos hacemos de ciertas cosas materiales. Tengo que hacer un corto de animación basado en este post. Algo como el de la grúa y la jirafa... :D

Sergio dijo...

También vale con que hagas un storyboard con unos esbozos en el blog.... ¡ Son tan divertidos !

¡ Ah ! ¿ No sabes que al final he hecho algún pinito pintando al óleo ? Estaba comenzando un cuadro de una planta (sí, una planta en el sentido de esas cosas verdes con hojas ) que estaba quedando muy presentable. Lamentablemente, las circunstancias de la vida , el trabajo, etc., han hecho que el embrión se quedara almacenado en un almacén municipal ( había profesora a cargo del ayto guiándome ) a la espera de que vuelvan tiempos mejores.

Lo cual demuestra que hasta lo imposible es posible: sé pintar ALGO. Quizás el próximo paso sea arrancarle un sonido a un saxo xD

Marta dijo...

¡Uy, qué guay, Sergio pintando! :D Pues no lo dejes, hombre, que el óleo es muy agradecido y puedes hacer cosas muy bonitas con muy poquita práctica. :) ¿No sacaste una foto a tu primer cuadro? El mío fueron cuatro manzanas, mi madre todavía lo tiene colgado en el salón. :D

Lo del storyboard... tomo nota. Pero los que hago son malísimos... jajaja

Anónimo dijo...

Nun sé cómo tocarás agora, pero acuérdome, que al puquitín de compralo, tocásteme el "How high the Moon" (creo) y a mí parecióme que "algo, tocabas"...

Prestóme el post, tu, ya imaxino que si aprecias así un saxu, tamién sabrás apreciar a la xente que tiés alredeor.

Un abrazo Cer.