Marco Martínez Trío y Florencia Begue: ración doble, por favor
Este fin de semana no había una actuación de Marco Martínez con su trío (Hilario Rodeiro, batería; Alejandro San Pelayo, contrabajo) y una cantante, Florencia Begue. Había tres. El viernes por la noche en La Pizarra, y el sábado en el teatro de El Entrego primero, y en el Masaveu 55 después. Entre ir a un sitio desconocido en ese laberinto carreteril que es la cuenca del Nalón, o ir a cualquiera de los dos bares situados no lejos de casa, lógicamente decidimos ir a El Entrego.
Es lo que tiene ser unos intolerantes; debería darnos vergüenza esta manera de acosar, perseguir y arrinconar a los pobres hosteleros y clientes fumadores en ese gueto minúsculo que es todo Oviedo y alrededores, mientras nosotros nos divertimos haciendo 50 kilómetros de noche y ocupando dos asientos en un teatro municipal, en el que a esa pobre gente no se le permite fumar... Y además no hacemos donativos a los necesitados accionistas de Altadis. Desde luego, somos unos insolidarios y unos egoístas.
El caso es que empezó el trío, y no con los primeros compases de Beautiful Love, sino con las primeras notas de Stella by Starlight, que es otra manera más de dejarme inerme para el resto de la noche. Y luego va y se les une Florencia Begue, y canta un tema brasileño [Lidia, de Jobim] que si no te induce taquicardia tú lo que tienes no son oídos, son esfínteres excretores de cera.
Pues de ahí p'arriba. How About You, My Funny Valentine..., I Thought About You... También una maravillosa canción de Perico Sambeat, Matilda (hay que ver: una argentina que viene a España y canta en valenciano). Y cuando les pedimos un bis, van y tocan una versión de My Romance, que aunque no lo parezca es la misma canción que grabé yo anteayer (qué vergüenza). El sonido era una maravilla. la guitarra de Marco, que algunos días suena muy apagada para mi gusto, sonaba más brillante, como debe ser. Y Florencia... pues nada, que hay que oírla. Y eso que no estaba exhibiéndose; estaba cantando, lo cual era muchísimo más impresionante y cautivador. La pronunciación, el tono, el timbre, todas las inflexiones... todo perfecto. Bastan tres instrumentos acústicos, un sencillo vestido negro y una voz como esa para dejar a la mayoría de los músicos que salen en los medios a la altura del betún. Del betún barato. Del engrudo de empapelar ensuciado con arena utilizado en lugar de betún barato. (Bueno, así sucesivamente).
Nos gustó mucho. Pero cuando digo mucho, digo mucho. Hasta el punto de que... tuvimos que ir también al Masaveu. Y nos tragamos (con verdadera glotonería) los dos pases. Humo incluido.
Si es que en el fondo somos buena gente.
2 comentarios:
Gracias por la crítica. Me alegro de que hayas disfrutado escuchando los conciertos tanto como nosotros tocandolos. Bonito el solo de tu "My Romance", ánimo!
¡Hala! Hilario Rodeiro viendo mi blog, y encima... escuchando mis ensayos y... ¡dándome ánimos! Hoy ya no quepo dentro de la camisa... a pesar de la vergüenza que me da :-)
Muchas gracias, y lo dicho, sí que disfrutamos, pero eso es quedarse corto. Fue muy especial. Espero volver a echaros la oreja encima en cuanto os volváis a dejar caer por aquí.
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