Texto en español La autopublicidad en televisión

No, no necesito ninguna perorata sobre el sistema de mercado y la competencia y la publicidad y el mundo en que vivimos y lo pragmático que hay que ser en esta vida. Esas paparruchas normalmente se cuentan para justificar que uno prostituya su deontología profesional. Nadie quiere decir: "Sé que presentar Gran Hermano es un asco y no tiene nada que ver con periodismo, pero tengo que comer". No sé por qué lo evitan, porque eso al menos denotaría que uno sigue teniendo una escala de valores en vigor. Prefieren aquello de "La televisión es entretenimiento y yo le doy a la gente entretenimiento, y contar lo que ocurre dentro de la casa también es periodismo".

El caso es que uno de los comportamientos que han florecido últimamente en la asquerosa televisión actual es la autopublicidad descarada, sin límites ni cortapisas.

El hombre, y en concreto el homo televidens, siempre ha sido objeto de manipulaciones con objeto de hacerle confundir realidad y ficción; ahí tenemos la propaganda política o el uso del fervor religioso. Pero había algunas reglas que lamentablemente se han perdido. En televisión siempre podía haber intenciones ejemplarizantes o proselitistas al servicio del poder (de los poderes), pero la ficción era ficción, los debates debates, el deporte deporte, la publicidad publicidad y los informativos informativos. Estos, en concreto, eran un reducto de "realidad"; lo que salía en ellos era supuestamente serio y verídico. Ya sabíamos que nos contaban lo que querían, pero eran un medio para hablar de lo que ocurría en el mundo. Transmisores de información.

Actualmente, no se sabe qué es cada cosa (los debates, por ejemplo, suelen ser ficción desarrollada por actores, aunque no se presentan como tales). Y TODO es publicidad. Los informativos, en particular, han caído en picado, y no es sólo que introduzcan espacios publicitarios de manera más o menos agresiva; es que directamente se dedican a la publicidad. Especialmente, de la cadena propia.

Lo de La Primera es de vergüenza ajena. No sólo se empeñan en que el motociclismo es el deporte más importante de España, que a todos se nos caen las bragas al suelo (aunque no usemos) cuando nos enteramos de que va a haber una carrera, que vivimos para ver sus puñeteros programas de motos. En Corazón de... la señora (¿o señorita? No sé) Igartiburu habla de otro programa que presenta por la noche. Constantemente se refieren y anuncian unos a otros (de la misma cadena, claro está), y por supuesto no hace falta dar la noticia si no genera espectadores para mi cadena; si yo no emito un partido, hago como si no se jugara (aunque luego no tengo inconveniente en rellenar el tiempo no publicitario con las mismas chorradas sin calidad -tipo piano man- que emiten, en el mismo momento exacto, todos los demás telediarios). Lo de La Sexta es absolutamente vomitivo; durante el baloncesto el 20% del tiempo lo han dedicado a hablar de Buenafuente, Shark, Wyoming y la madre que los parió a todos; una vez, y otra, y otra, y luego otra, y otra, y eso sólo en el primer cuarto, que luego vienen más. Antena 3 y Telecinco, desde luego, no se quedan atrás, con el agravante de que después de dar la turra cada cinco minutos para convencernos de lo genial que va a ser su nuevo programa estrella, nada más estrenarlo lo cambian de hora o lo cancelan directamente.

Pero lo que me pone enfermo es que en los informativos todas las cadenas se empeñan en contarnos los índices de audiencia. Como si eso fuera una noticia de algún interés para alguien. Lo malo no es ya que actúen como si por saber que un índice fue alto fuéramos a ver el siguiente programa (que malo, lo es un rato, la verdad, eso de que nos consideren ovejos). Lo peor es que encima lo hacen durante el telediario, con medios del telediario y como un contenido más del telediario. TVE nos presenta con gran regocijo el índice de audiencia de cada puta carrera de motos que emite. Es como si un día nos dice el número de cintas de vídeo que han gastado ese mes.

Es algo realmente vergonzoso, pero encima no entiendo qué cabeza pensante lo ha decidido. He leído que uno de los elementos clave de la publicidad es la oportunidad. Y cuando el mensaje es inoportuno, es contraproducente. Aparte de esa fruslería de que el periodista nunca debería ser el protagonista de la noticia, pero a buenas horas nos ponemos tiquismiquis...

Miren, señores. No importa cuántas veces lo digan. No voy a ver Buenafuente, porque lo ponen demasiado tarde. CLA nunca me interesó lo más mínimo. Veré Shark si me convence, que de momento es pasable y nada más. Las motos nunca me han gustado en demasía, así que sólo las veré si me entra un repente. A Wyoming si no lo veo más es porque no coinciden las horas, y da igual que me repitan lo bueno que es. Me importa una mierda el share que tienen, igual que cuando compro una tableta de chocolate me da igual si Nestlé ha repartido dividendos o no. SON USTEDES MEROS TRANSMISORES DE INFORMACIÓN. Yo voy a elegir lo que quiero ver, y si me tocan mucho la diana, lo más probable es que me cabree y decida boicotear sus estupendos estrenos. Todo lo que vaya más allá de informarme de su programación está de más. Curiosamente, cuando informan de la programación no les importa para nada limpiarse su sucio trasero con lo que han anunciado, si les entra la ganita de contraprogramar a última hora (que les entra, vaya que sí; cómo no, con lo moderno y pragmático y harvardbisnescul que es torear al cliente). Me pirro por ver Futurama y Padre de familia, y no lo anuncian jamás de los jamases.

Ya sé que no me leen. Bueno, ya sé que no leen, así, en general. Pero espero que al menos les llegue el karma y les baje la audiencia hasta que les dé vergüenza decirla; así nos dejarán ver el telediario en paz.

5 comentarios:

Miguel Herrero dijo...

Aquí solo veo algunas series en la FOX, algo del discovery channel, y demás canales de pago. Y porque pongo cosas que me apetece ver (nada de "a ver qué echan").

Cuando voy a casa, NO veo la tele.
Una lástima, pero si parpadeo me lo voy a perder :)

mralbizu dijo...

Sólo una sugerencia para mejorar la redacción de tus opiniones.
La Unesco, en su "Recomendaciones para el uso no sexista del lenguaje", indica, entre otras cosas:
En lo que respecta a los tratamientos, no hay simetría entre señorita/señora y señorito/señor. "Señorita" es el término de cortesía que se aplica a una mujer soltera y que hace referencia a su estado civil frente a la expresión "señora", o "señora de" que se aplica a una mujer casada. En cambio, "señor" se aplica a todos los hombres, solteros y casados. Sería preferible eliminar el tratamiento de "señorita" por ser asimétrico respecto del de "señorito" para el hombre. (Este último tiene hoy en español otros sentidos: es el termino de cortesia que utiliza el servicio domestico para digirirse al señor de la casa y a sus hijos, pero también significa "joven acomodado y ocioso").Por eso, lo mismo que "señor" se aplica a cualquier hombre con independencia de su estado civil, lo lógico sería utilizar "señora" para cualquier mujer, ya sea soltera, casada, divorciada, o viuda. Este uso responde además al sentido lato que tiene el término "señora" en español. El D.R.A.E. da como quinta acepción de "señora" la de "mujer o esposa" , pero define la cuarta como "termino de cortesía que se aplica a una mujer,, aunque sea de igual o inferior condición". El que añada " . . . especialmentea la casada o viuda" no impide que "señora" se aplique como término de cortesía a las mujeres en general, independientemented e cuál sea su estado civil.

Más que nada para que se conozca. Otra cosa es que cada uno la siga o no. Las recomendaciones completas puedes encontrarlas en muchos sitios, por ejemplo aquí
Por cierto, otra recomendación es la popularizada por el lehendakari: usar los vascos y las vascas en lugar de decir sólo los vascos ;-)

Guti dijo...

Gracias por la sugerencia, mralbizu :-) Lo que pasa es que yo no es sólo que haya sido sexista (¿?) sino que iba más allá en mi faltonería; era una puya (de uso privado, realmente) sobre los hábitos matrimoniales de Igartiburu. Primero se monta un bodorrio espectacular de cuento y ensueño (todo junto) en una capilla marinera hermosísima con un bailarín guapísimo de éxito, con tanto boato que hasta estoy enterado de ello cuando no me interesa en lo más mínimo su vida privada (y la profesional muy poco), y al añito va y se divorcia. Así que puse "señora", pero me salió la mala intención de bromear de paso con el "señorita" respecto a su cambiante e incoherente estado civil.

Lo reconozco, es una maldad y una alusión personal injustificada. Espero ir puliendo también esos pequeños deslices con el tiempo.

Por cierto, sin el messenger se puede vivir perfectamente, pero cacho vago, ¡actualiza tu blog!

mralbizu dijo...

Encuentro un poco raro (no encuentro otro adjetivo más adecuado, pero podría ser cutre, retrogrado, integrista, ...) esa alusión que haces sobre la vida personal de la Sra. Igarteburu. Podría entender que no te gustara su forma de celebrar su boda. Pero ¿qué tiene que ver cómo celebre su boda para que al año se divorcie? ¿Acaso eres de la opinión que si la boda hubiera sido más íntima entonces sí era consecuente que al año siguiente se divorciara? ¿Y si sólo hubiera sido civil? Entonces seguro que no sólo era perdonable, sino que era de esperar.

En fin. Que la chica me cae bien y no voy a dejar que te metas alegremente con ella. Aunque sólo sea (ahora que has abierto la sección de corazón de tu blog ;-) ) por sus antecedentes familiares (su madre murió en el helicóptero de la Ertzaina que colaboraba en la búsqueda de Germán Quintana cerca de los Lagos de Covadonga).

Así que un respeto para ella. Y ya de paso para mi blog, que algún día retomaré (o sin el re).

Guti dijo...

Es sorprendente qué derroteros puede tomar un tema :-)

Ahora que lo dices, lo de la sección de corazón no es mala idea. Ya que este blog es pa escribir, sería un buen ejercicio escribir sobre temas que me resultan tan ajenos...

La verdad, la chica no es que me caiga especialmente mal. Ni me disgusta su boda (al revés, ya digo que era de cuento...) El contrasentido lo veo en que haga tal ostentación de boda superguay y superperfecta, y luego no aguanta ni dos asaltos. Casase ye otra cosa, nin.

Pero vamos, que esto de la Igarti no debe considerarse ningún argumento ni opinión fundada ni ná; es un juicio frívolo e intrascendente (de hecho, nótese que mi alusión inicial en el texto era una broma privada; si no lo llego a explicar, ni se sabría de qué iba la cosa, así de discreto fui).

Aunque pensando que ella se dedica en gran medida a husmear en las vidas de otras personas (aunque no sea la peor arpía del género, ni mucho menos) no sería tan problemático que hiciera una pequeña broma sobre de lo que presume y de lo que carece.

Tu blog lo respeto tanto que estoy suscrito. No te digo más.