La dignidad del trabajo / Dignity at work
[Artículo bilingüe / Bilingual post]
Ya he mencionado en alguna ocasión a Barry Mitterhoff. Como dije entonces, es un mandolinista que ha tocado, entre otros, con Tony Trischka, considerado uno de los mejores banjistas del mundo (Mitterhoff grabó su primer disco en Skyline, con Trischka, en 1977). O grabado para bandas sonoras (como la de Tienes un e-mail). Lleva más de 40 años tocando a un alto nivel y haciendo giras por el mundo. Ha explorado la música en muchos frentes; quizás los más notables sean el bluegrass (o sea, la "música de las persecuciones de vaqueros"), el klezmer (o sea, la "música de los judíos") y el jazz.
Mitterhoff toca también con Margot Leverett en su grupo Klezmer Mountain Boys. Esta es una clarinetista con estudios clásicos en la Indiana University School of Music, que después de meterse en música de vanguardia se enamoró de la mentada música klezmer, que lleva tocando más de un cuarto de siglo. Además de dirigir los Klezmer Mountain Boys, da clases, toca con orquestas y hace giras por el mundo. Ha llevado un paso adelante la fusión entre klezmer y bluegrass.
Tuck Andress es un guitarrista de jazz que me dejó boquiabierto cuando mi amigo Pablo (el mismo que me habló de Charlie Parker y El Perseguidor) me enseñó alguno de sus discos con Windham Hill Records. Fue quizás la primera vez que oí a uno de esos tipos indeseables (dejando aparte flamencos y clásicos) que tocan una sola guitara pero suena como si hubiera media docena de guitarristas tocando con un bajista y un percusionista, y además graban sus discos en interpretaciones directas, sin edición (véase, por favor, su versión en solitario de Man in the mirror, aquella canción que popularizó Michael Jackson). Es un estudioso que lleva también muchos años de carrera (más de 30), en particular en Tuck and Patti con la cantante Patti Cathcart. Les gusta dar clases, pero tienen poco tiempo porque siempre están de gira por todo el mundo.
Resulta que toda esta gente toca en bodas, bautizos y comuniones si la contratas; no hace falta que seas Donald Trump, sólo que pagues su caché (supongo que notable, eso sí). No se sienten más pequeños porque bailes su música, ni porque la disfrutes en directo con los tuyos para celebrar un evento familiar. Y eso me hace reflexionar sobre el endiosamiento de algunas de nuestras más excelsas estrellas. Por ejemplo, no he podido evitar pensar en ello cuando en los telediarios de todas las horas han sacado una y otra vez a Avril Lavigne, que al parecer canta canciones más alegres y se ha teñido de rubia, y salía haciendo un sesudo análisis de su música y su estilo y la interesante orientación que ha dado a su carrera profesional.
Qué tonto Tuck Andress, que cuando era un pipiolín se empolló los 400 acordes de su libro (¡¡¡400!!!) aunque no los necesitara inmediatamente.
Bueno, las discográficas pueden seguir vociferando sobre la muerte de la música a causa de las descargas en Internet. Mientras, Mitterhoff, Leverett, Andress, Cathcart y otra legión de aficionados (por ejemplo, Tommy Crook, el primer profesor de Andress) seguirán estudiando y haciendo esa cosa indigna que han hecho siempre.
Trabajar en la música.
I've mentioned Barry Mitterhoff before. As I said then, he's a mandolin player who has worked, among others, with Tony Trischka, considered one of the top banjo players in the world (Mitterhoff made his first record with Skyline, Trischka included, in 1977). He's also played for movies (such as You've got e-mail). He's played at a high level for more than 40 years, touring the world. He's explored music in many fronts; maybe the most prominent being bluegrass, el klezmer and jazz. Mitterhoff plays also with Margot Leverett in her band Klezmer Mountain Boys. She's a clarinet player with classic studies at Indiana University School of Music, and after being involved in avant-garde music fell in love with aforementioned klezmer music, that she has been playing for more than 25 years. Aside from leading Klezmer Mountain Boys, she teaches, plays with orchestras and makes tours worldwide. She's taken klezmer/bluegrass fusion one step ahead.
Tuck Andress is a jazz guitar player that left me speechless when my friend Pablo (the same one that told me about Charlie Parker and El Perseguidor) showed me one of his records for Windham Hill Records. It was probably the first time I heard one of those hateful individuals (aside from flamenco and classic players) who play a single guitar sounding as there were six of them with a bass player and a percussionist, and in addition record their music by means of live executions, without any editing (please, listen to his solo version of Man in the mirror, that song Michael Jackson made popular). He's a specialist with a long career as well (more than 30 years), particularly as a member of Tuck and Patti with singer Patti Cathcart. They like teaching, but they don't have much time, since they're always on tour.
It turns out that all of them play at weddings and the like if you hire them; you don't need to be Donald Trump, just paly their fee (that I suppose a bit expensive, obviously). The don't feel small because you dance their music, or because you enjoy it live with your relatives to celebrate some family event.
And that makes me think about some of our haughtiest stars. For instance, I couldn't help thinking about it when they've showed in every news program, once and again, Avril Lavigne, that apparently sings happier songs and has tinted her hair in blonde, and appeared on tv making a wise and complex analysis of her music and her style and the interesting turn she has given to her professional career.
What a silly man, Tuck Andress, that as a newbie swotted every one of the 400 chords of his book (400!!!) even though he didn't need them at that time.
Well, record companies can keep shouting about the death of the music because of Internet donwloads. Meanwhile, Mitterhoff, Leverett, Andress, Cathcart and a crowd of many other amateurs (for instance, Tommy Crook, Andress' first teacher) will keep studying and making that despicable thing they've done their whole lives.
Working in music.
3 comentarios:
Sobre esos malditos tipejos a los que parece que les suenan bien hasta los chasquidos de los dedos, yo tengo un especial recuerdo por la primera vez que oí y vi a Dave Matthews. Llegué a casa de un amigo y me dijo "tienes que oír esto", y me enseñó este vídeo. Probablemente no sea técnicamente muy difícil de interpretar la canción, pero cantar así a la vez...
Impecable Matthews :-) . No hace falta mucha virguería barroca (que, por otra parte, fijo que este tío sabe hacer si le da la gana); tocar una canción como esa poniendo cada nota en su sitio (véase B. B. King) ya es la leche. En mis clases de guitarra, lo que más le cuesta a la gente, con diferencia, no es dar muchas notas, ni evitar notas falsas (que también). Es dar pocas notas pero, simplemente, tocar con el metrónomo. Algo tan tonto y básico como ir a tempo. Resulta increíble lo difícil que es. Cuando uno lo intenta, entiende por qué hay que admirar a los músicos de verdad, y por qué suena tan diferente un profesional de un pringao.
YouTube ha sido una verdadera maravilla. Uno no sólo puede ver y conocer a gente como Matthews, o Stanley Jordan, o Chet Atkins (ya puede esperar sentado a que en la televisión española salga nada de esto en un horario normal). Es que además se puede ver a todo el montón de gente anónima, de don nadies, que tocan la requetehostia (perdón por el taco, pero no hay otra forma de decirlo). Toda esa gente corriente (¿corriente?) que cuelga vídeos, no ya tocando, sino explicando cómo tocar. Es algo grande. Y se da uno cuenta de lo infinita que es la música.
A mí lo que me enganchó a Tuck and Patti fue la impresionante versión de Time after Time de hace ya unos cuantos años.
Time After Time
Descalabrante sobre los 2:31.
Si quieres oir algún disco pídemelo...
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