Soy un animal
Al que no le gusta el vino es un animal. Y es que algunas cosas, claro, sólo se pueden cantar así, pateando la sintaxis.
La grandeza de la democracia, no me cansaré de decirlo, y debemos tenerlo presente, es que en muchos casos tenemos lo que nos merecemos. El gobierno del pueblo es lo que tiene. Si el pueblo quiere mierda, pues acaba consiguiendo mierda.
La ministra Elena Salgado, que por ahora es probablemente la única política que se ha ganado cada céntimo de su sueldo, ha tirado la toalla. Ya tuvo que explicar a los muchos retrasados mentales que hay en España sin diagnosticar como tales que no se puede fumar donde molestes a otros, y que si tienes mono es problema tuyo darle de comer. Ya tuvo que ceder entonces, ante la burrez y la estulticia de sectores hosteleros, y permitir que los de siempre sigan pisoteando la tranquilidad y el bienestar de los demás, en los restaurantes, los bares y tantos otros sitios. Pero al menos fue la única que tuvo los santos cojines de tirar por una ley que pusiera por escrito lo evidente. Porque en este país de lerdos nos gusta quejarnos del intervencionismo del Estado, pero luego, si una ley no nos prohíbe explícitamente por escrito y por triplicado sacarle el ojo al intolerante del vecino se lo sacamos, hasta ahí podíamos llegar, conocemos nuestros derechos. Aun así, sacando una ley coja, ha hecho mucho más que el 90% de los politicastros que han formado parte de gobierno alguno, y ha justificado la legislatura.
Ahora se ha atrevido (mujer tenía que ser, si es que pa esto valen las cuotas paritarias esas) a decir que los menores no deben emborracharse como piojos. Y como también eso es evidente, para el caso de España también hace falta ponerlo por escrito en una ley. Y entonces preparó un borrador de anteproyecto (que evidentemente nadie se ha leído). Y nadie puso ni un solo pero a ninguno de los puntos del borrador. Los fabricantes de vino sólo se esforzaron en echarse mucho las manos a la cabeza y decir que el vino no es una bebida alcohólica, que es un alimento, que es buenísimo, que es una cultura que habría que enseñar en las escuelas, que es súperchachi, que los menores no beben vino y no son su mercado, pero que la ley les molesta igual. Y los listos de siempre han disfrutado dándoselas de entendidos en vino, diciendo que si no bebes vino te va a dar un ataque al corazón malísimo, que el Estado no está para cuidar de la salud de nadie, y otras sandeces más, que no se apoyan en nada. Respecto al borrador, ni un comentario concreto.
Habrá dicho la ministra: Pues nada, chavales, viendo lo visto, ahí os las compongáis con vuestros borrachitos. Habláis con Esperanza Aguirre, que ella es una lumbrera y seguro que se le ocurre alguna ley que mejore las ventas de los vinateros, como hizo -paladina de las libertades, ella, fíjate- con el tabaco.
El pueblo ha hablado. Señora Salgado, usted y yo somos unos animales, que vemos el mundo al revés o no tenemos un real. Qué se le va a hacer.
2 comentarios:
Tenía yo danzando por mi disco duro una tira que había guardado hace ya mucho tiempo, y, aunque no es exactamente lo mismo que el tema de la entrada, creo que le va bastante bien, así que aquí está subida a la vieja y siempre fiel Petra:
España es así
Toda la razón del mundo. Una cosa es tomar una copa como el que se toma un café. Te puede gustar o no. Pero beber, por costumbre, lo suficiente como para molestar a los demás, no me parece normal. Y cada vez empiezan antes...
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