Texto en español Cómo cambian las cosas (II)

Era verdad que España iba a cambiar.

- Ahora, la prioridad no es ahorrar y eliminar duplicidades a todos los niveles; para la Policía y la Guardia Civil es al revés, mejor deshacer lo hecho y poner dos jefes donde había un mando único.

- Ahora, de repente, los datos de las víctimas de accidentes de tráfico son "magníficos" y Navarro un buen chaval.

- Hace no tanto, los españoles "merecían un gobierno que no les mintiese". Ahora sabemos que aunque uno no se moje diciendo casi nada, lo poco que dice puede ser mentira; puede decirlo incluso en el debate de investidura, y pocos días después hacer exactamente lo contrario. Lo que hecho por Zapatero es poco menos que pederastia y se describe con el tono más crispante y enervante posible, hecho por el nuevo presidente es correcto y tranquilizador. Antes Zapatero era un pusilánime que actuaba bajo el mando del resto de Europa, y ahora las cosas están bien hechas porque si no las hiciéramos nos obligarían.

Así que sí: se suben impuestos, esa vieja obsesión de los socialistas estalinistas pusilánimes que es lo único que saben hacer. Pero, ojo, es una medida necesaria y la realidad manda. Ahora.

- Puede uno decir que Zapatero no tiene un plan, que improvisa, que da bandazos. Y luego puede llegar al gobierno supuestamente con las soluciones, pero luego decir que se ha encontrado un agujero imprevisto, aunque conociera perfectamente el de sus propias autonomías.

- Primero, uno puede defender y votar la ley sobre el tabaco, para luego echar pestes de Zapatero y fumarse puros y hacerse el simpático con los fumetas, para luego, otra vez, reconocer que fue un acierto.

Lo dicho, me hago un lío.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El refranero popular indica claramente que "errar es humano; rectificar es de sabios".

Lo que dejas claro con este artículo es que Rajoy es uno de los más sabios: en lugar de empeñarse en mantener unas políticas, leyes u opiniones erróneas, ha rectificado.

Otra cuestión que quería indicar es que me parece muy poco educado tratar de "fumetas" (con la connotación despectiva que acompaña a esta palabra) a los fumadores, que, al fin y al cabo, son unos adictos y, por lo tanto, enfermos que deberían ser tratados al menos con respeto. El que ellos no te hayan respetado cuando la ley les protegía no te da derecho a ponerte a su nivel.

Guti dijo...

Es cierto, el refranero popular. Si no me lo llegas a decir, pensaría que "Rajoy mintió a los españoles", o que "este gobierno no tiene rumbo, se dedica a la improvisación y a las ocurrencias y no hace más que generar incertidumbre", y todo aquello que he oído tantas veces.

Respecto a "fumetas", aceptaré tu argumento "sanitario" cuando los fumadores se presenten a sí mismos como tú los describes, como enfermos sin control de sus actos, que necesitan ayuda. Mientras llega ese día, los seguiré tratando como a adultos responsables de sus actos.

Por otro lado, la ley NUNCA les ha protegido; simplemente, no les ha IMPEDIDO de manera explícita y coercitiva cometer sus desmanes, que no es lo mismo. No actuaban con la ley de su lado, sino con impunidad.

En tercer lugar, siguen sin respetarme ahora que la ley les ha puesto (mínimamente) coto.

Y en cuarto, por supuesto que tengo todo el derecho a ponerme a su nivel. Es más, desde el día en que (en líneas generales) se comporten cívicamente, tendré una moratoria de cuarenta años de abuso para resarcirme; para que quedemos empatados, podré amargarles la vida, reírme de ellos con prepotencia, estropearles todas sus comidas, dirigir (o eliminar) su actividad social, e inyectarles sustancias cancerígenas e irritantes hasta que desarrollen asma. Pasados esos cuarenta años, empezaremos de cero a tratarnos todos como personas. "Comportarse cívicamente" implica reconocer el daño causado, pedir perdón a las víctimas, entregar las armas, y rebautizar el "Club de fumadores por la tolerancia" como "Club-de-anónimos-adictos-al-tabaco-y-pedimos-perdón-porque-nuestro-nombre-antiguo-implicaba-llamar-intolerantes-a-personas-que-tenían-toda-la-razón".

El último párrafo es broma, pero tiene gracia que compares el mero empleo del término "fumetas" con lo que ellos me han venido haciendo (o me han venido llamando) a mí. Su nivel no lo voy a alcanzar yo ni aunque lo intente...