La televisión que quiero
Maurizio Carlotti, preboste de Antena 3 TV, despotrica en un artículo en El País contra las limitaciones a la publicidad en televisión, y dice que sin publicidad no hay televisión en libertad.
Bueno, es la típica cantinela de los que sólo ven dinero a su alrededor. Para esta gente no existe el arte, la comunicación o la cultura: existe el dinero. Esto no es en sí mismo una crítica; cuando digo que la misión de una empresa no es generar arte, ni cultura, sino ganar dinero, no estoy haciendo más que reflejar lo que ellos mismos me han enseñado. También pienso que si no le parece bien que la televisión en España sea un servicio público (incluida la televisión privada), o que en el mundo civilizado se ponga coto a los desmanes de las personas y las empresas, puede simplemente cambiar de negocio, y dejar la televisión en otras manos. De aficionados, si hace falta.
Como resumen, Carlotti coloca un sic en un texto de una directiva europea:
para proteger (sic) a los telespectadores del exceso de publicidad en televisión
El sic se coloca para señalar, en una cita, una expresión que puede parecer inexacta, pero que es textual (es decir, que estaba así en el original). A Carlotti le parece que la expresión "proteger a los espectadores del exceso de publicidad" puede ser interpretado por alguien como un error de transcripción, una especie de despropósito sintáctico. Ese sic refleja su postura con más claridad que el resto del artículo.
Me da pereza contestar una por una a todas las sandeces que vierte alguien en cuya cosmología la Wikipedia o la enseñanza gratuita no tienen ninguna explicación, son fenómenos paranormales. Así que voy a ir a lo práctico y señalar cómo creo yo que debería ser la televisión.
- Publicidad y contenido totalmente separados. Prohibidos los programas publicitarios que se parecen a series, prohibida la inserción de publicidad durante los programas. Es más: debería haber una señal en emisión que marcara en cada momento si se está emitiendo publicidad o contenidos. La televisión es mi buzón, y en mi buzón no se mete publicidad; la miro si quiero. No se trata de quitar toda al publicidad, sino de ponerle límites racionales.
- Limitaciones al tiempo de emisión de publicidad.
- Opinión e información totalmente separadas y etiquetadas.
- La programación de televisión debe hacerse pública semanalmente y con antelación. Cualquier modificación sin causas claras debería resultar en una penalización. La contraprogramación no es una causa aceptable.
- Las faltas en los apartados anteriores deberían conllevar sanciones duras; por ejemplo, la mitad de los ingresos por publicidad en esa semana. La acumulación de sanciones debería llevar a la suspensión de la licencia para emitir.
- Los espacios informativos, como servicio público, deben ir claramente etiquetados como tales y estar sujetos a normas estrictas de calidad. La emisión de publicidad durante un informativo debería conllevar una sanción especialmente dura. No digamos si se demuestra cualquier "venta" del espacio de informativos, práctica que no me consta que exista pero estoy seguro de que es así (sólo de ese modo se explican algunas noticias).
- Los montajes o falsedades en televisión deberían ser igualmente sancionados, incluso por vía penal. Véase la historia de Twenty One.
Sí, ya sé que varios de esos puntos ya están teóricamente en práctica, pero son papel mojado; también que algunos son difíciles de objetivar o reglamentar, y que parece que se abre la puerta a una suerte de control estatal o censura (hacer de víctimas sabemos todos). Pero las televisiones en España han llegado a un grado de desvergüenza que demuestra que algún remedio hace falta.
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