Los niños engendrados con un fin
Recientemente la iglesia católica ha manifestado -cómo no- su oposición a la selección genética para engendrar un niño que puede ser la salvación de su hermano enfermo. Los obispos dicen algo así como que "se ha conculcado de esta manera su derecho a ser amado como un fin en sí mismo y a no ser tratado como medio instrumental de utilidad técnica".
La genética es una cuestión de peso sobre la que tendría que escribir con calma, pero no voy a eso. Me ha hecho gracia la mala leche de Manolo Saco, mala leche que no por habitual deja de ser a veces brillante, y al respecto va y suelta:
Humm… veamos. Un niño concebido exclusivamente para salvar a otros... ¿Dónde habré oído esta historieta antes?
No he podido evitar una sonrisa. Pero qué mala idea tiene el tío...
Cuando escribe de religión (lo hace a menudo, y siempre de manera muy crítica), Saco no suele andarse precisamente con miramientos. Pero aparte de todo, hay que reconocer que es ingenioso; que aunque sea visceral, no lo he visto dejar de ser racional o coherente, al menos en estas cuestiones. En mi opinión, bastante diferente de Pérez Reverte, que también destila mala baba y también tiene talento escribiendo, pero uno nunca está seguro de por dónde va a salir.
3 comentarios:
Muy bueno el comentario de Manolo Saco, me recuerda a uno que leí en Halón Disparado:
"La creencia de que un zombi cósmico judío, que es su propio padre, puede hacer que vivas eternamente si te comes su carne simbólicamente, y telepáticamente le dices que aceptas que él sea tu maestro, ya que él puede eliminar una fuerza diabólica de tu alma que está presente en la humanidad porque una mujer-costilla fue convencida por una serpiente parlante para comer de un árbol mágico… sí, tiene perfecto sentido."
De todas formas, ¿a qué te refieres con lo de Pérez-Reverte? Es uno de mis columnistas favoritos, y sus novelas me gustan bastante. Sus contradicciones suele señalarlas él mismo, así que no sé qué quisiste decir con lo de que nunca se sabe por dónde va a salir :)
Sí, él asume sus contradicciones, pero bueno, yo no soy capaz de predecirlas :-) Digamos que es un carácter un tanto irascible e inestable. O inestable, pero impredecible (en algunas cosas).
Vale, fue aquí. Llevo desde que leí esta columna de Millás intentando recordar donde había leído antes algo parecido :-D
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