Texto en español Los médicos de Leganés

Ahora que parece que se llega al final de la historia, he decidido hacer una reflexión serena sobre el caso de las supuestas sedaciones irregulares en el hospital Severo Ochoa. Y con "serena" quiero decir lo siguiente:


  • No presuponer en ningún momento ningún motivo para las actuaciones de los políticos implicados.

  • Dejar a un lado mis ideas respecto a la eutanasia.

  • Dejar a un lado la profunda antipatía que siento por algunos de los políticos implicados (antipatía que de todas formas no obedece más que a sus actos en otros asuntos, que quede claro).

Así que asépticamente he evaluado lo que he podido. Lamentablemente, no he encontrado ni la sentencia, ni el escrito que al parecer presentó la fiscalía el 18 de octubre de 2007... Pero sí he encontrado el auto por el que el juez Rafael Rosel archivaba la causa en junio de 2007. Y también la querella que al parecer interpone el doctor Montes contra diversos medios, aunque esto es menos relevante para lo que me ocupa aquí (aún no la he leído cuando lo escribo). O quizá no.

Lo que ha pasado, muy resumido, es que una denuncia anónima venía a decir que los médicos del Severo Ochoa habían matado a 400 personas. El Consejero de Sanidad de la Comunidad, Lamela, dio crédito a esta denuncia, e inició una inspección (al parecer había habido dos inspecciones previas sin detectar irregularidad alguna). Nombró un comité que afirmó encontrar irregularidades en 73 casos. El juez redujo los casos posibles, y en el auto en el que se archiva la causa se habla de manera concreta de 4 y vaga de otros 30. El juez pidió un peritaje judicial, y afirmó que los peritos encontraron indicios de mala praxis médica en la sedación, aunque en ningún caso se puede decir que fuera causa de la muerte, aunque tampoco que no lo fuera, ni que sí ni que no, sino todo lo contrario. Total, que consideró indubitado que hubo mala praxis, aunque no indicios suficientes para considerar la posible existencia de responsabilidades penales. También citó a los médicos para que se defendieran, y no hubo más; declaró que no tenía sentido que la instrucción continuase.

Tras leer el auto del juez, y lo que buenamente he podido, llego a algunas ideas.

Primera, que a nadie parece importarle. ¿De dónde coño sale una denuncia anónima que se basa en los historiales clínicos, datos de carácter personal que se consideran de nivel alto de protección, de nada menos que 400 pacientes? ¿No se ha investigado esto?

Segunda: Al parecer nunca ha habido ningún tipo de denuncia ni queja de los pacientes o de sus familiares. ¿400 asesinatos y nadie rechista? ¿O son 400 familias asesinas esperando una herencia de moribundos ricos? ¿Y estos van a un hospital público, precisamente?

Otra cuestión: la acusación de mala praxis médica, que el juez Rafael Rosel considera demostrada, se basa exclusivamente en un peritaje judicial. Siendo -como es, sin duda- algo a tener en cuenta, resulta que no ha habido ningún peritaje posterior, de parte, para poder cotejarlos. Las defensas de los médicos sólo las conozco extractadas a través del auto del juez (que por cierto, destila muy poca ecuanimidad, en mi opinión).

Así las cosas, sobre temas médicos de bastante enjundia sólo tenemos una opinión, la de los peritos, que de hecho no estuvieron de acuerdo en todos los casos ni en todos los aspectos. Dudo que existan verdades absolutas en todas las áreas de la práctica médica o el diagnóstico...Hasta el punto de que el informe de los "expertos" nombrados por la Comunidad dice literalmente, si hemos de creer las comillas de ABC, que "existe una relación causa / efecto entre tales irregularidades y el fallecimiento de los pacientes", mientras que el informe de los peritos, y el auto del juez, dicen hasta la aburrición que no cabe establecer tal relación causa / efecto. Así que la cosa, obvia, lo que se dice obvia, no es.

Si hemos de seguir creyendo a ABC y a otros medios, sería cierto que Lamela dijo, con la boca pequeñita, que el problema no era del hospital, ni de la sanidad, sino de un puñado de médicos. Pero lo cierto es que desde 2005 hasta 2008 ha estado ahí la sombra de la posibilidad de que en un hospital se asesinara a la gente. Según la cita, dijo Lamela el 27-5-2005 que las dosis administradas eran "notoriamente excesivas, no para evitar el dolor, sino para acortar la vida" (más claro, agua) y esta circunstancia "no está contemplada en la legislación española". Los hechos, dijo, son "tozudos" y quedan "probados".

Resulta que después de eso, incluso un juez con tantas ganas de perseguir como parece ser (por la redacción, digo) Rafael Rosel da por terminada la instrucción porque ni merece la pena seguir investigando. ¿Hechos probados? Not quite, my friend.

Me parece que afirmaciones como las de arriba, sumadas a la decisión de plantear una denuncia, hacen a Lamela responsable de algo muy, muy, muy serio.

No olvidemos, además, que los médicos ni siquiera aceptaron el auto del juez Rosel, porque aunque los exculpaba penalmente, daba por sentada la mala praxis. Recurrieron, y ganaron con toda claridad. Toda referencia a la mala praxis debe ser eliminada. La gente que no tiene la conciencia tranquila no me parece que actúe así. Con escapar de la cárcel les valdría.

En conclusión, tenemos una denuncia anónima sobre 400 supuestos asesinatos (cuyos datos ignoro cómo se pueden conseguir, siendo datos de alto nivel de protección). Lamela inicia una investigación (la tercera, parece ser) y un comité dicta que ha habido sedación irregular en menos del 25% de los casos denunciados. El juez instructor, después de dejarlos en la mitad, y de que sus peritos digan una serie de vaguedades, se refiere concretamente a... 4 (una centésima parte de los denunciados inicialmente). Estoy convencido de que en algo tan complejo como la medicina, si tomamos 400 expedientes y sacamos la lupa seremos capaces de encontrar tratamientos o prescripciones en las que algún médico no esté de acuerdo. Seguro. Sea de lo que sea.

En un auto redactado con una preocupante gana de marear la perdiz, y con la evidente intención de dejar traslucir una presunción de culpabilidad que me parece indigna de quien juzga hechos tan graves que la mera acusación ya ha llevado al descrédito profesional a unos médicos que en ese momento son totalmente inocentes, el juez dice que no hay nada que investigar.

Y todos se quedan tan anchos.

Todos excepto los acusados, que niegan incluso la menor: no aceptan que en una instrucción, inconclusa y rematada con un auto de redacción muy discutible, se establezca su mala práctica profesional. Y la justicia les da la razón.

Y (ya, por segunda vez) todos se quedan tan anchos.

Al buscar información sobre este juez, no he encontrado gran cosa; sólo un artículo que tampoco lo deja en muy buen lugar. Ya, el argumento es ad hominem. Descártese si procede. Pero para alguien que juzga, y que luego redacta su auto en estos términos, su trayectoria y maneras me parecen relevantes.

Pero bueno, que cada cual saque sus conclusiones. En principio, respetando las directrices que yo mismo me marqué arriba, no hablaré más de Lamela, y nada de Esperanza Aguirre.

6 comentarios:

Sergio dijo...

Me vas a permitir, Guti, que yo SÍ hable de Esperanza Aguirre:

1) toda esta historia, desde el primer momento, me pareció y me parece un ataque en toda regla a uno de los puntos más débiles de la línea de flotación de la sanidad pública por parte de una Presidenta de Comunidad Autónoma y su Consejero favorito que es notorio que no creen en la sanidad pública y en su universalidad, un ataque de profunda convicción ultra-neoliberal, de una política convencida de que la mejor sanidad la ofrece la iniciativa privada en régimen de libre competencia y con la menor interferencia posible de la dotación pública de servicios de salud ( seguramente sí tolerarían que los pobres de solemnidad acudieran a servicios de beneficencia; hoy, gracias a Dios, esto a la gente le suena a ciencia ficción, tras la universalización de la sanidad pública en 1989, pero en Oviedo, hace sólo veinte años, había un pésimo servicio de salud de beneficencia en la calle Martínez Vigil, con un local mugriento en los bajos del que hoy es Centro Municipal, una camilla, y un médico sin más instrumentos diagnósticos ni recursos que un estetoscopio).

2) 1) complementado por una componente nada liberal, pues, como ocurre con frecuencia, los liberales españoles lo son hasta donde les conviene. Otra componente de la derecha española representada por Esperanza Aguirre Gil de Biedma (sí, sí, si no lo sabíais y aunque resulte increible Dª Esperanza es sobrina carnal del poeta!!!) es conservadora hasta la médula y cree que el sufrimiento forma parte de la vida y no debe ser aliviado. Lo más triste de esta historia es que, por más que el buen dr. montes y su equipo hayan quedado exculpados, miles de pacientes han fallecido y van a seguir falleciendo en medio de sufrimientos evitables porque muchos médicos, comprensiblemente, no quieren arriesgarse a sufrir la caza de brujas que hemos observado en Leganés.

Fer dijo...

Es que ye tan gordo que no sé ni por dónde empezar... yes un grande por conseguir escribir tanto sin poner ni un tacu xD.

No sé... pa casos como estos tenía que haber alguna ley que defendiese al Estado de los que lu gobiernan (manda huevos pedir esto...).

Hiroshige dijo...

Tamos guapos con "justicia" así...

Sergio dijo...

Bueno, esfer, algo así existe. Se trata del equilibrio entre poderes, de larga tradición histórica ya incluso antes de la dieciochesca teoría de la división de estos en legislativo, ejecutivo, y judicial.

Para mí, como tantas veces, el ejemplo son los mejores años de funcionamiento del sistema político de la Roma Clásica ( en cuanto a equilibrio entre las magistraturas, naturalmente, no voy a obviar que hablo de momentos históricos en que sólo una minoría del pueblo de Roma eran ciudadanos, mientras había una fuerte presencia de esclavos, y no menos de dos niveles de derechos de representación política).

En este caso, a la postre, el sistema parece haber funcionado bastante bien ( aunque, como se suele decir, la justicia tardía no es justicia ). Faltaría sólo un correctivo ciudadano, pero esa es otra historia.

Y con ciertos gobernantes siempre existe el riesgo de que Esperanza Aguirre termine nombrando cónsul a su caballo... Menos mal que "El asturcón" está en Llanera ( para fortuna de los madrileños y desgracia de los ovetenses).

Fer dijo...

Entiendo lo que dices Sergio, pero mi comentario no iba por ahí ;-).

A lo que me refería más bien era al modo en que se puso en entredicho una parte fundamental del estado de derecho como es la sanidad pública y que el propio Estado no pudiera actuar "de oficio" contra eso.

Guti dijo...

Yo tengo la esperanza de que la demanda de Montes (que ahora ya leí, y casi no la leáis porque pone de muy mala leche) triunfe y condenen a unos cuantos impresentables a pagar una multa.

Pero vamos, que a Lamela, ná de ná. El consejero de Sanidad que abogó por fomentar el tabaquismo en lugares públicos en contra de una ley del Estado... Si eso no fue suficiente para echarlo a patadas, pues lo otro vamos a "dejalo pa prau"...