Piraterías y copyrights: algunos puñetazos
Unas cuantas reflexiones sobre todo este asunto del mal llamado pirateo, la guerra del copyright y la industria cultural. Diría "verdades como puños", diría "obviedades", pero pecaría de soberbia y me gustan más otros pecados, y además parece haber mucha gente que no está de acuerdo. Así que quitemos lo de las verdades y dejémoslo en puñetazos; verdades o no, intentan ser rotundas.
Puñetazo número 1: Hacer negocio consiste en aprovechar una oportunidad. Si no hay oportunidad, no hay negocio. Fin.
Si este puñetazo no fuera una verdad, yo podría hacer negocio sacándome los mocos, o haría aparecer dinero dando tres vueltas sobre mí mismo. Pero he probado ambas cosas, y no funcionan.
La mayoría de la gente no tiene ganas de pagar dinero porque sí. Por eso no es rentable cualquier negocio que uno se invente. Y las oportunidades pasan y cambian, y hay cosas que eran negocio, pero ya no lo son. Si necesitas que los gobiernos mantengan por ley una oportunidad determinada para tu negocio, la cosa va mal. Les funciona divinamente a los fabricantes de armamento, pero son más bien una excepción. El resto de los mortales, para conseguir ese apoyo, tienen que justificarlo muy mucho; y no imponen la forma de ese negocio, ni piden que se alteren leyes relacionadas con derechos fundamentales.
Puñetazo número 2: Cuanto más avanza la tecnología, menos gente hace falta para hacer las cosas.
Parece mentira que sigamos dando vueltas a esto, porque la situación que vivimos no es nueva; empezó hace más de doscientos años, y se llama maquinismo. Diría que las multinacionales discográficas o editoriales son los nuevos luditas, si no fuera porque los luditas eran los obreros, no los patronos. Hoy en día se siguen haciendo (con gran valor) cosas a mano; eso se llama "artesanía". Tristemente o no, hay una proporción muy baja de artesanos en relación con todo lo que se fabrica, y una proporción muy baja de carteros en relación con todos los mensajes que se intercambian.
Puñetazo número 3: Una creación artística se parece a un bien material. Pero sólo se parece, no lo es. En algún punto la metáfora deja de ser válida.
Soy firme partidario de establecer analogías entre el mundo material y el inmaterial, siempre que se pueda. Pero cuando no se puede, no. Un autor es, casi siempre, un tipo que junta ideas de otros y luego, si puede, invade con ellas las mentes de sus conciudadanos. Es muy discutible que se pueda, o se deba, inventariar las ideas y asociarles peajes. Centrar el debate sobre la cultura exclusivamente en el concepto de propiedad es de una simpleza insólita. Se puede discutir si la tierra es colectiva o no (y supongo que esta frase habrá hecho saltar una docena de filtros de la CIA, la NSA y el CNI) pero la cultura, al margen de ideologías o modelos económicos, es colectiva por definición.
Puñetazo número 4: ninguna forma concreta de negocio ni propiedad es condición necesaria para la cultura. O: ¿y qué pasaría si los autores no cobraran?
Un simple corolario del puñetazo 1.
El pago a los autores de obras de arte tiene relación (se dice) con la subsistencia de los autores y con la subsistencia del arte.
Respecto a la subsistencia de los autores, por supuesto que es deseable, y no menos (¿más?) que la de quienes no tienen talento artístico.
Pero ¿qué hay del argumento cultural? Si la creación artística no fuese negocio, ¿se acabaría?
Es difícil saber si habríamos tenido a Miguel Ángel sin patrocinadores, porque los tuvo. Pero podemos estar plenamente seguros de que tuvimos a Van Gogh, que no los tuvo.
El arte a veces es una oportunidad de negocio, y a veces no. La inmensa mayoría del arte no está en venta, a ningún precio, porque no es rentable; sólo puedes acceder a ello... "pirateándolo". Pero resulta que sí está sujeto a propiedad intelectual y derechos de autor, así que no puedes "piratearlo".
Esa asociación entre negocio y arte/cultura en los términos que conocemos es más que discutible.
2 comentarios:
¡Que grande Guti!, ¡que grande!
Y lo digo sin atisbo de ironía.
Como cantaba Lola Beltrán:
"Me gusta cantarle al viento por que vuelan mis cantareeeees"
Estoy seguro que entiendes lo que quiero decir.
"Me gusta cantarle al viento por que vuelan mis cantareeeees"
Bueno, pero es que tú eres músico. De nacimiento. Y eso explica muchas cosas.
Un abrazo.
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