La familia
Soy una persona decente. Voy a misa, observo los mandamientos, soy cabal a más no poder. Por eso me asquea y me repugna la política de este gobierno de progres, que atenta contra lo más importante que tenemos en España: la familia.
No puedo soportar que a nuestros niños se les adoctrine con ideas sobre educación para la ciudadanía y los derechos humanos, el pensamiento crítico o las responsabilidades cívicas, mientras que el estudio de la religión es optativo y no obligatorio.
Tampoco puedo soportar que cualquier mujer pueda expulsar de su cuerpo a un feto, o a un cigoto, o que pueda tomar una píldora que impide la implantación de las células que darán lugar a un embrión. Y si tiene dieciséis o diecisiete años, creo que debería ser el código penal el que rigiera la relación de confianza con sus padres, y si no tiene esa confianza, que aborte en la clandestinidad.
No, no puedo soportar estos ataques a la infancia y a la familia, mientras los linces están protegidos.
¿Las hijas de Zapatero?
Bueno, es verdad que son menores, que de hecho tienen aún menos de 16 años, que no eligieron presentarse a las elecciones, que siempre han evitado la notoriedad pública. Que son adolescentes, seguramente vulnerables, y en especial en lo que se refiere a su aspecto físico, con razones para la inseguridad o sin ellas, que la inseguridad a los quince años es libre y abundante y tenemos un superávit del que algunos ya no conseguimos deshacernos nunca. Que probablemente, como casi todos los adolescentes, eviten a toda costa preguntar en clase para evitar ser el centro de las miradas, y que seguramente no suponían que su asistencia a una cena que les hacía ilusión, y en la que iban a verlas un puñado de dignatarios y gente aburrida que no tendría en ellas el menor interés, iba a someterlas durante días y días al escrutinio no de una clase, sino de millones de personas. Al escrutinio gratuitamente cruel de un millón de matones de patio de colegio, de abusones frustrados, un millón de hijos de puta que se creen ingeniosos insultando y denigrando a personas indefensas.
Pero qué coño, son hijas de Zapatero. Que se jodan. O que se hubieran quedado en casa, que para eso tienen un padre presidente, para no cenar con él en la vida, y si sufren críticas en las tertulias políticas, o atentados de ETA, pues que apechuguen con las consecuencias, que pa eso son hijas de presidente.
Todavía, si fueran fetos, entonces sí, entonces las defendería incondicionalmente y hasta la extenuación, pásalo. Pero no; estas ya están aquí, en este mundo, así que la veda está abierta. Y si sufren Zapatero o su mujer porque a sus hijas les entra la depre, que se jodan también, ellos se lo han buscado. No esperarán que la Conferencia Episcopal se indigne y saque un comunicado, o algo así. (No se les ocurrirá, ¿no?.)
Esa es mi idea de la familia y de la decencia y del cristianismo.